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12:14 a.m. - 2006-02-03 La manzana roja que me dieron a comer ayer ten�a un gusano; la manzana blanca que se comieron mis padres ten�a dos gusanos; y la manzana verde que se comi� la pareja original, ya en la puerta falsa del Para�so, ten�a tantos gusanos que todos pudimos heredar nuestra parte. Si hay una manzana sin gusanos en el mundo no est� detr�s de m�, sino delante. Ahora bien. El hombre puede retractarse. Todo hombre honrado puede retractarse y decir: yo no quiero la manzana roja. Ayer cant� sus excelencias porque cre� que era la manzana del hombre. Ahora he visto que tiene un gusano. No la quiero. Ir� a buscar otra manzana. Lo que no puede decir un hombre honrado es esto: La manzana roja tiene un gusano, no la quiero. Tomar� otra vez la manzana blanca de mis padres, que aunque ten�a dos gusanos, ten�a tambi�n una historia, y de su pulpa podrida vivi� todo mi clan. Esto es cobard�a, astucia y ganas de seguir fumando sin levantarse de la mecedora. Y dicen que la libertad es la voluntad de mecerse de izquierda a derecha, de ir en sordos y r�tmicos vaivenes, de una manzana podrida a otra manzana podrida, porque m�s all� de este balanceo no hay m�s que el muro negro y espeso y si un hombre o un pueblo se levanta de pronto y va a estrellarse los sesos contra el muro negro y espeso, le gritan que es un loco o un violento. Pero no es ni loco ni violento. Es un personaje que dice: Creo que la �ltima prueba, la Gran Prueba, se encuentra en el cerebro roto del hombre. Porque tambi�n est� escrito: Y el que pierda su cerebro lo encontrar�. Le�n Felipe
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