4:11 p.m. - 2006-02-04
Encontrar� la letra
�Existir� alguna cr�nica exacta de la vida cotidiana que cruce y recorra las paredes m�s emotivas de alg�n ente que haya existido?
Con esto quiero decir y hacer �nfasis en la intencionalidad por plasmar el momento y situaci�n afectiva por parte del sujeto o autor presencial de tal acontecimiento l�cido. Quiz� la fijaci�n no ser� objetual, tan s�lo sensorial: si vives un instante violentamente emotivo, escribir�s las sensaciones que en ese minuto sentiste sin evocar o recrear el medio exterior donde se desarroll� tal suceso. "Mi vista se nubl� y mi respiraci�n era cada vez m�s y m�s r�pida, se pod�a escuchar el latido de mi coraz�n a kil�metros de distancia, mis piernas temblaban y podr�a decir que todo el ambiente estaba te�ido de un color verde". Esa podr�a ser la cr�nica sensorial.
Una cr�nica objetual puede ser le�da el En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. O en el diario online de una persona com�n y terrestre. Mi tarea es descifrar los medios y herramientas utilizadas para la misma acci�n descrita de diferente manera. Tendr� un margen de error de +/- 5 por ciento.
Mi consternaci�n viene cuando encuentro un patr�n definido dentro de una sociedad. La homogeneidad puede llegar a cuestiones alarmantes. �Qu� ha sucedido en tal sociedad para que la mayor�a de los sujetos act�en y utilicen las mismas herramientas plasmadas y traducidas en percepciones ps�quicas sim�tricas? La dial�ctica de las emociones: las estad�sticas no mienten.
La pregunta entonces, debe ser otra. �Encontrar�s un s�bado, tal vez, el prototipo de las emociones saldadas que en sue�os se revela? La impresi�n puede quedar sustituida por lo que el consciente ha instaurado en el sujeto en ocasiones anteriores, por eso, aunque todos los d�as, frente a cada persona, en los rincones de nuestras casas, frente a la ventana o junto al tel�fono, una brisa por la calle, junto a la ventanilla del cami�n, en el sabor del tejuino, en un abrazo o dos palabras, en dos p�rrafos o cinco novelas, en a�o nuevo o cualquier 18 de junio o 25 de noviembre, si nuestra voluntad y atenci�n ceden a la somnolienta hipnosis de nuestro aletargado cuerpo la epifan�a se escurre como la miel derramada. A veces, simplemente es imposible no sentirlo .
Paciencia.
