1:49 p.m. - 2003-09-23
Libertad
Hombres matando hombres.
Hombres ayudando hombres.
Es como aquel poema donde llega de repente ese sentimiento inefable, pero la vida de cada quien no es un poema, yo no s� porque est� plagada de horas que olvidaremos y que no tienen ning�n sentido importante, �o de alguna manera esa indiferencia eso las hace importantes, a las horas?
Porque cuando dialogas o platicas, estas en clase, est�s viendo una pel�cula en el cine, est�s leyendo un libro, est�s practicando alg�n deporte... en esos momentos est�s concentrado, act�as de acuerdo al momento, instant�namente, metes gol, llegas al climax de la pel�cula (lloras o r�es, o quiz�s odias al guionistas porque eligi� ese final o ese di�logo cursi y clich�), cuando te cuentan un chiste que inmediatamente te hace re�r (sin haberlo planeado), cuando crees que tu eres el personaje principal de la novela o al menos comparas sus decisiones con las tuyas hipot�ticas, cuando pasan todas estas cosas sin planearlas.
En cambio cuando est�s s�lo, caminando por la calle, antes de dormir o cuando acabas de despertas, cuando acabas de dejar a una persona y reflexionas y digieres lo que acabas de hacer o decir, cuando comes zucaritas, cuando ver un paisaje evoca otras emociones, o la ambig�edad de escuchar m�sica, puedes adentrarte en su lenguaje o dejarlo desapercibido intencionalmente.
Y son dos puntos graduales, hasta llegar al de en medio, donde quiz�s encuentras unicornios, cosas verdes brillantes, varias notas musicales que se repiten dos veces, la primera ola de mar o la �ltima mordida de chocolate cubierta de sabores.
Y olvidar todo esto por d�as, quiz�s semanas, para que un objeto, una frase de pel�cula, una postura en el coche o en la cama, una voz o sonido familiar o extra�o, algo que de repente haga o no haga... que evoque.
Como un derecho inalienable.
