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10:32 p.m. - 2003-06-01 Hablando de malas palabras, yo no era un niño majadero o que decía malas palabras, todo lo contrario. De hecho utilizaba las palabras que le bajaban el tono a la maldición: - No manches en vez de no mam** - Chintrola en vez de ching*** - Uta chole en vez de pu** madr* - Ay hueso en vez de ay gü** - El clásico ingue su en vez de ya saben - Etc. Pero cuando entré a la secundaria se me hizo más fácil maldecir. Fin. Ahora sólo maldigo de vez en cuandoo, asistí a doble CHCH y desde entonces soy un hombre mejor (... me cae que ya no estudio tanto). Todos los días se me ocurre algo para escribir en el diario, bueno no todos, pero la mayoría de los días, y cuando llego a la casa y me siento a escribir, plaf!, se me olvidan las cosas, a veces se me olvidan las palabras también, creo que se llama dislexia, no ( ) acuerdo. Ah, un experimento algo bizarro que nos djo Claudia el día que fuimos al café. Antes de dormir, en su cuarto oscuro, pongan un espejo frente a ustedes, con una lámpara iluminen su rostro y véanse frente al espejo, mirando sus ojos únicamente, el mayor tiempo posible, después dejen de ver el espejo y vean su habitación por unos momentos, de nueva cuenta miren el espejo y se sorprendarán al ver que tienen una sonrisa de lo más macabra en su cara. ¡A la chin*** yo no hago eso! Sweet dreams   ![]() |