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10:26 p.m. - 2004-06-22 Pero no quiero sonar te�rico otra vez, no. Pero cuando uno trata de articular ideas personales, sonamos diferentes, utilizando palabras no cotidianas. No s�. Estaba decidido en encontrar una forma sutil y bella para hablar de esta persona cuasifictia que habita en el cinemat�grafo. Un personaje que ya lleva ah� casi cincuenta a�os y que yo ya deb�a haber conocido, considerando que me gusta el cine. Hablo nada m�s y nada menos que de Antoine Doinel. Pero tarde o temprano iba a conocerlo. Como en el futuro conocer� a otr@s, en la literatura, en la vida. Una frase magn�fica que le� en Besos robados, es una frase que no encuentro ahora en internet. Y eso es muy bueno. No encontrar la autenticidad de algo tan preciado, al menos para m�; sino encontrarla s�lo en m� memoria, por ahora reciente, de un hecho pasado. Pero ver Shrek 2 un d�a antes tambi�n invita a la reflexi�n. Y no hablo del anticlich� al que apuesta la pel�cula, no, hablo de la relaci�n entre una pel�cula del presente y otra del pasado. Hablo de que creer que lo nuevo es lo mejor, s�lo lleva a una cultura del r�pido desecho de las presencias reales por la incierta virtualidad venidera anteriormente construida. Hoy hablo guiado por autores de alguna parte medio conocida... La frase de a la que me refiero tiene que ver algo con el coito. Antoine Doinel bajaba hacia la estaci�n subterr�nea del metro junto a un amigo, detective privado, y ten�an un di�logo existencialista. Su amigo le contaba que hacer el amor o tener sexo, era lo que justificaba la vida o en su sentido m�s apegado, la muerte. En estos casos (pel�culas), menos estruendosos y m�s honestos, es cuando una pel�cula permite relamente un di�logo tanto sensato como respetuoso de la capacidad intelectual del espectador, a�n si la situaci�n es deprimente o melanc�lica. Invoca a la reflexi�n. Para matar a la melancol�a... huir de los p�jaros que nos acechan.
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