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12:35 a.m. - 2005-10-19 Ahora, al final de la carrera de Letras Hisp�nicas, me veo como una persona com�n y corriente, al igual que los maestros y compa�eros de la carrera, y los veo simples y sin metaf�sica, como a Esteves el de la Tabaquer�a de Pessoa. Veo al profesor o profesora de tal clase y los imagino caminando por Av. Alcalde lo cual prueba que son gente que camina por una avenida principal de una ciudad de M�xico, pero nadie necesita imaginar tal cosa para que sea real, es decir, sin que lo haya imaginado. Pero yo lo imagino y me doy cuenta de cuan reales son. Pero m�s importante a�n, los imagino dentro de una familia o con amigos de la infancia con los que mantienen amistad m�s por lazos humanos que por cuestiones literarias. Los alumnos de Letras no debemos aceptar el estereotipo gastado y seco de entes aislados. Creo que nadie de hecho lo acepta, s�lo es aparente. Como una carta urgente que se pierde y llega a otra direcci�n. Donde accidentalmente abren esa carta, que significa algo -sorpresivo- para ese destinatario temporal. Y que muchos de mis profesores debieron tomar decisiones fundamentales en su quehacer profesional, pol�tico, personal, familiar, geogr�fico, religioso, monetario, amoroso, est�tico... y se refleja ahora. Como nosotros tambi�n somos conocidos por nuestras acciones. Acccionamos. Dial�cticas cotidianas. Decisiones urbanas. Morales persianas. Sapiencias humanas. Visiones hermanas. Binomios y aduanas.
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