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2:25 a.m. - 2005-09-03 Ya nadie recuerda el nombre de tan sublime esp�ritu libre, ni si quiera los movimientos m� radicales posterios a las segundas vanguardias del siglo XX. Fue un destello de bella abstracci�n concretizada. Uno de sus muchos argumentos propuestos es que no hay corrientes ni escuelas y mucho menos movimientos literarios. Si alguien dice que dos poetas que nacieron incluso en la misma ciudad, el mismo a�o y hasta en el mismo barrio y son miembros de la misma escuela por tener ambos las firmas en un viejo papel manifestado, nuestro afable cr�tico nos dir�a que tal cosa es imposible. Dos esp�ritus no promulgan nunca la misma oraci�n formulada. La poes�a no es suma matem�tica. Y as� lleg� a la conclusi�n de que cada escritor era su propio movimiento, escuela o gesto. Con un aparato cr�tico dif�lmente razonable para otro censor literario. Porque inclusive hab�a establecido que cada cr�tico era individual e independiente a los dem�s cr�ticos de su �poca, a�n de los ulteriores cr�ticos. Los resultados de cada juicio art�stico ser�an s�lo legibles para el propio interesado en dicha cr�tica. Propopon�a incluso los mismo preceptos para el lector... De esta manera fue separando a los vanguardistas individualmente. A tomar a todos los realistas y naturalistas por separado. A cada aparente poeta rom�ntico como... y as� sucesivamente hasta los jerogl�ficos y las pinturas rupestres. Su tarea fue r�pidamente vista como imposible desde un principio. Nadie sabe a qu� resultados lleg� y si realmente habr�a marcado una revoluci�n en la clasificaci�n o mejor dicho desclasificaci�n de la Literatura y en un sentido m�s amplio, del Arte. �Qu� habr�a conseguido adem�s? Una ruptura total en el entendimiento ar�stico que hubiera llevado al caos si otros hubiesen aplicado las mismas t�cnicas y procedimientos irracionales. Debemos catalogar las escencias atemporales presentes en la obra de arte. No hay m�s. Y para aquel caso perdido y extremo que rebasa los l�mites permitidos de la imaginaci�n en territorio de la raz�n, no cabe m�s que citar la frase de tan c�lebre fil�sofo griego como es Arist�teles: Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cad�ver.
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