![]() |
5:56 p.m. - 2003-07-30 Me reh�so a seguir protocolos que ser�n elevados al nivel del mar o a ver caer estrellas en una lluvia de supuestos... yo ni s� nada. Despu�s de haber nadado los cinco minutos, acepto que tal vez ese d�a o en los consiguientes minutos no desear� la m�sica de nuevo, porque apenas la goc�. Pero al d�a siguiente, en los d�as posteriores, se�alar� criaturas azules hechas con polvo de sue�os, pensando en la m�sica, oblig�ndolas a bailar y recitar poemas inesperados. Y despu�s har� una sonrisa lenta, tosca, imitando objetos que no est�n o me ir� al extranjero, como otros, qui�n sabe. Y en mi sonrisa tosca la gente ver� invenciones m�ltiples de caracter totalitario, o un pu�o de hojas que no aceptan verbos conjugados. Pero francamente, sabr� que al d�a siguiente despu�s de no s� cuantos, al d�a siguiente, podr� nadar otros cinco minutos, con la cara hinchada en ese momento de una franca sobriedad, como actuada, como ya dicha. Tal vez s�lo deba salir a caminar o llamar a las criaturas medicinales azules, no s�, jugar matatena, viendo im�genes, escuchando anticipaciones, con mi sonrisa tosca con mi lenguaje r�stico. Visitar� cuartos o espacios de estructuras verdes, idear� estilos de comunicarme con este o aquel otro. Cubrir� mi rostro pretendiendo que no escucho, ocultando mi sonrisa, no la tosca, sino la otra, la m�a. Especulando. Mira, aqu� vienen los cinco minutos...
![]() |