12:51 p.m. - 2005-12-26
Contagiar emociones
La experiencia demuestra que solamente nos arrepentimos de aquello que presentimos poder hacer mejor.
Carlo Mar�a Martini
Recurrir� cuando sea necesario a las respuestas otorgadas por la religi�n en la que fui educado. S� creo que el ser humano tiene una condici�n, que no es �nicamente sincr�nica o hist�rica. Y no creo que la racionalidad positivista ofreca todas las respuestas. Es un poco de ambas cosas m�s uno mismo. No puedo quedarme conforme con los pocos libros filos�ficos, literarios, teol�gicos, sociol�gicos que he le�do. Hay m�s por leer y vivir.
Proyectamos de uno u otro modo el mundo inmediato que nos rodea. Aprendemos m�s de nuestros padres y hermanos, amigos -al parecer todav�a- que de google. Los libros, revistas, la escuela, las aulas, son espacios y sujetos de los cuales aprehendemos conocimiento para ser transfigurado en sabidur�a en la vida cotidiana. Debo afinar la terminolog�a pero m�s o menos eso es lo que propone la educaci�n en ciertos contextos. Porque tambi�n se nos proyecta a fines meramente industriales que sustentan un ambiente jer�rquico materialista.
D�a a d�a somos v�ctimas de los g�rmenes emotivos. Pero despu�s de cierto tiempo sabemos cu�les s� y cu�les no hacen de nosotros seres mejores. Mejores en un sentidod de plenitud inmanente y espiritual. Las haza�as personales en el historial de nuestra vida tienen paralelismos con las emociones evocadas. Ante nosotros se muestran posibilidades simult�neas que no surgen desde nuestro ser, sino como ya dije ante nosotros. La raz�n se modifica en menor medida que las emociones, apelar al sentido com�n -que a su vez es hist�rico- pero las emociones tambi�n contienen una carga de conocimiento, potencialmente transformable en sabidur�a.
Y a�n as�, quedan muchos misterios.
