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12:34 p.m. - 2009-05-07
La voz a ti debida
Versos 2431 a 2462 Pedro Salinas �Las oyes c�mo piden realidades, ellas, desmelenadas, fieras, ellas, las sombras que los dos forjamos en este inmenso lecho de distancias? Cansadas ya de infinidad, de tiempo sin medida, de an�nimo, heridas por una gran nostalgia de materia, piden l�mites, d�as, nombres. No pueden vivir as� ya m�s: est�n al borde del morir de las sombras, que es la nada. Acude, ven conmigo. Tiende tus manos, ti�ndeles tu cuerpo. Los dos les buscaremos un color, una fecha, un pecho, un sol. Que descansen en ti, s� t� su carne. Se calmar� su enorme ansia errante, mientras las estrechamos �vidamente entre los cuerpos nuestros donde encuentren su pasto y su reposo. Se dormir�n al fin en nuestro sue�o abrazado, abrazadas. Y as� luego, al separamos, al nutrirnos s�lo de sombras, entre lejos, ellas tendr�n recuerdos ya, tendr�n pasado de carne y hueso, el tiempo que vivieron en nosotros. Y su afanoso sue�o de sombras, otra vez, ser� el retorno a esta corporeidad mortal y rosa donde el amor inventa su infinito.
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