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7:35 p.m. - 2007-05-07 Una vez Jorge ley� un cuento que le hubiera gustado leer un par de a�os antes, o eso fue lo que se dijo as� mismo. -Si lo hubiera le�do hace tres a�os habr�a cambiado el rumbo de las cosas. Jorge se hab�a enamorado en la secundaria de Melina, la chica del sal�n de la que no s�lo los Jorges se suelen enamorar, sino tambi�n los P�rez y los predadores de los P�rez. Como tambi�n suele pasar, Melina madur� antes que sus compa�eritos de clase y eso en verdad la aburr�a. Sin embargo, Jorge pensaba que si �l tambi�n maduraba r�pido, podr�a llamar la atenci�n de Melisa y entonces finalmente, le pedir�a su mano y vivir�an felices por siempre en una casa de las que tienen jard�n grande a la entrada, cochera y el espacio suficiente para que jueguen los ni�os sin ensuciar la sala. Pero Jorge no creci� m�s all� de lo normal. �l aparentaba con todas sus fuerzas ser mayor. Pero, para Melina, Jorge era un muchacho simp�tico. Pensaba que siempre que le preguntaban algo respond�a con muy largas frases que para ella no ten�an nada que ver con la pregunta y eso le causaba gracia. Adem�s, se comportaba como los dem�s chavos del sal�n cuando ella se acercaba: babeaba, no sab�a bien qu� decir, contaba un chiste que ni al caso o se quedaba en silencio del inc�modo. Amigos simplemente amigos pues. �Pero �sta no es la vida de un fil�sofo!, dec�a Jorge. Si me gusta debo decirle que me gusta y no estar reflexionando sobre si le digo o no le digo. Y Jorge se cuestion� tanto, que ya no consideraba digno que en un cuento de ficci�n se trataran tales asuntos mundanos, por lo que pidi� al autor terminarlo de una buena vez.
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