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2:54 p.m. - 2007-12-08
Traspi� entre dos estrellas
�Hay gentes tan desgraciadas, que ni siquiera tienen cuerpo; cuantitativo el pelo, baja, en pulgadas, la genial pesadumbre; el modo, arriba; no me busques, la muela del olvido, parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, o�r claros azotes en sus paladares! Vanse de su piel, rasc�ndose el sarc�fago en que nacen y suben por su muerte de hora en hora y caen, a lo largo de su alfabeto g�lido, hasta el suelo. �Ay de t�nto! �ay de tan poco! �ay de ellas! �Ay en mi cuarto, oy�ndolas con lentes! �Ay en mi t�rax, cuando compran trajes! �Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada! �Amadas sean las orejas s�nchez, amadas las personas que se sientan, amado el desconocido y su se�ora, el pr�jimo con mangas, cuello y ojos! �Amado sea aquel que tiene chinches, el que lleva zapato roto bajo la lluvia, el que vela el cad�ver de un pan con dos cerillas, el que se coge un dedo en una puerta, el que no tiene cumplea�os, el que perdi� su sombra en un incendio, el animal, el que parece un loro, el que parece un hombre, el pobre rico, el puro miserable, el pobre pobre! �Amado sea el que tiene hambre o sed, pero no tiene hambre con qu� saciar toda su sed, ni sed con qu� saciar todas sus hambres! �Amado sea el que trabaja al d�a, al mes, a la hora, el que suda de pena o de verg�enza, aquel que va, por orden de sus manos, al cinema, el que paga con lo que le falta, el que duerme de espaldas, el que ya no recuerda su ni�ez; amado sea el calvo sin sombrero, el justo sin espinas, el ladr�n sin rosas, el que lleva reloj y ha visto a Dios, el que tiene un honor y no fallece! �Amado sea el ni�o, que cae y a�n llora y el hombre que ha ca�do y ya no llora! �Ay de t�nto! �Ay de tan poco! �Ay de ellos! C�sar Vallejo
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