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12:32 a.m. - 2003-07-03
George Steiner
George Steiner

Por Martin Schifino

CAMBRIDGE.- Mediod�a de verano en un pub de Cambridge. George Steiner, el ensayista en la mejor tradici�n del humanismo europeo --uno de los pocos de su clase que quedan--, el obsesionado por las sombras de Occidente, un "terminalista", para usar su filosa definici�n, est� contando un chiste: "Dios les dice a los hombres que est� harto de tanta barbarie y que en 10 d�as habr� un nuevo diluvio. El cura re�ne a su grey y los insta a rezar por la misericordia del Se�or. El pastor protestante dice que habr� que saldar las cuentas, dejar todo en orden y resignarse a la providencia. El rabino dice: '�Diez d�as? Tiempo de sobra para aprender a respirar bajo el agua'". En un sentido profundamente jud�o, con el �nfasis en la supervivencia, el chiste trasunta un fuerte vitalismo. Y Steiner, nacido en Par�s, hijo de jud�os vieneses, educado en el mundo, pero sobre todo un sobreviviente al Holocausto, recuerda de muchas maneras al rabino.

El hombre de tres lenguas maternas, sin preferencia, extra�a enormemente la ense�anza desde que se jubil�, pero menciona con entusiasmo las conferencias que dictar� o acaba de dictar en Lisboa, Salamanca, Siena, Harvard, Marruecos, Veracruz. Espera, dice, un renacimiento filos�fico y habla con entusiasmo de la enorme reserva de energ�a intelectual que son M�xico, Irlanda, Espa�a.

Son las 11 de la ma�ana. En su casa de Cambridge, tiene un jard�n lleno de flores y juegos infantiles (sus nietos est�n de visita), a la entrada de una construcci�n circular cubierta de ventanas. Probablemente esa parte de la casa haya sido un vivero antes de ser su estudio. Adentro hay libros, un escritorio, una m�quina de escribir; la versi�n moderna de la torre de Montaigne. La hospitalidad de Steiner nos lleva luego a su biblioteca ("una de ellas; tengo cuatro, como comprender�"). Invita animadamente a husmear en sus "tesoros": una traducci�n de Ficciones al franc�s firmada por Borges ("pas� una noche en esta casa"), un libro de la biblioteca de Kafka firmado por Kafka ("existen s�lo tres copias"), primeras ediciones de Heidegger y Wittgenstein, una tarjeta de felicitaciones del "Dr. Profesor" Freud a Steiner padre y su esposa en el d�a de su boda ("si uno es Freud, �para qu� hacer alarde del Dr. Profesor?"). Sugiere ir a un pub.

"Otro d�a le muestro m�s, hay muchos tesoros en esta casa".

Durante el almuerzo en un pub cercano, Steiner sigue contando an�cdotas y haciendo preguntas ("�puede explicarme en cuatro palabras qu� sucedi� con la Argentina?"). Menciona m�s conferencias y pierdo la cuenta de las ciudades. Nos adentramos en su �ltimo libro, Gram�ticas de la creaci�n, y hacia atr�s, en los ensayos de Sobre la dificultad, que acaba de salir en castellano. Y concluye: "si es cierto que, como me dijo una vez el bi�logo Francis Crick, el ego es una cuesti�n de qu�mica, estamos en problemas". Terminado el caf�, me lleva al centro de Cambridge y sugiere que pasee un rato. "Hasta la vista", dice en espa�ol al despedirse, cuando me bajo de su coche. Es un momento intenso, extra�amente emotivo.

Uno tiene la sensaci�n de haber mirado a los ojos a la Historia. Steiner arranca y el verano inunda las calles de Cambridge.

Gram�ticas de la creaci�n es un resumen y una recapitulaci�n de sus preocupaciones pasadas. �Qu� lo llev� a orquestar este di�logo con la propia biblioteca?

Es que he tenido el privilegio de estar cerca de algunos de los grandes creadores de nuestro tiempo: escritores, pintores, compositores. Y siempre he tratado de entender d�nde est� el secreto, cu�l es el misterio de la poiesis (creaci�n y poes�a), c�mo es que incluso la mayor inteligencia cr�tica o anal�tica pertenece a otra clase que la del creador. C�mo funciona la explosi�n de sinapsis cerebrales durante la creaci�n, no lo sabemos. Algunos psic�logos y cient�ficos cognitivos creen que resolver�n este problema. Yo me mantengo esc�ptico... El peque�o Paul Klee, a los 6 a�os, fue de excursi�n con su curso; la maestra les dijo que dibujaran un acueducto, un tema muy aburrido. Todos los ni�os dibujaron un acueducto, pero Paul Klee puso un zapato en cada columna: el acueducto caminaba. Debido a ese milagro perceptivo, desde ese d�a todos los acueductos caminan. Picasso iba por una calle de Par�s y se top� con un ni�o andando en triciclo. Picasso le sac� la silla al triciclo, le dio vuelta y de repente �ste se convirti� en un toro, con el manubrio haciendo de cuernos. Millones de personas se han topado con ni�os en triciclos, y sin embargo nadie antes hab�a visto el toro. La tarde antes de la premi�re de Rigoletto se acercaron a Verdi y le dijeron: "El tenor amenaza con abandonarnos porque no tiene un aria en el �ltimo acto". Verdi dijo: "Es un idiota. �Cualquier basura le vendr� bien!", y garabate� en el rev�s de un sobre La donna � mobile, furioso, diciendo que no era necesario, que era kitsch. Un d�a despu�s todos los cantantes populares de Italia cantaban La donna � mobile. Y esa melod�a no ha dejado de obsesionar a la mente humana. Pues bien, quer�a comprender cu�l es la diferencia entre un gran momento de invenci�n y el milagro o el misterio de la creaci�n. No he resuelto el problema, por supuesto; pero he tratado de hacer un c�lculo estimativo. Y creo que, en Occidente estamos entrando en un periodo de pura invenci�n. Quiz�s no vuelvan a darse esos grandes momentos de creaci�n en m�sica, literatura o pintura, ahora que hemos abandonado nuestro bagaje teol�gico. Mucha gente no est� de acuerdo. Pero mi sensaci�n es que ni la Capilla Sixtina, ni El Rey Lear, ni la Misa Solemnis pueden existir si, de una manera u otra, no se formula la pregunta acerca de Dios. Hace poco visit� el Guggenheim de Frank Gehry en Bilbao: imponente.

Una gran invenci�n pero quiz�s falto --quiz�s, es s�lo una idea-- de cierta confianza en la mimesis, en imitar a Dios, que es lo que hace un creador. El problema que me interesa es qu� sucede cuando esta met�fora operativa pierde fuerza.

"No nos quedan m�s comienzos" es una frase bastante desalentadora para abrir un libro. �Realmente cree que no hay artistas que comienzan otra vez y que algunos comienzos han sido liberadores?

Es una exageraci�n ret�rica de mi parte. �Los cient�ficos dir�an que tengo uno todos los lunes a la ma�ana! Lo s�. Pero perdimos el sentido de los comienzos, el incipit latino, o de la primera oraci�n de Anna Karenina, de En busca del tiempo perdido, de Proust, o de Moby Dick, su "Ll�menme Ishmael". Casi crean un mundo nuevo. No nos quedan muchos de �sos, �no cree?

Usted menciona el libro hecho de citas que imagin� Walter Benjamin, aunque dice que carece de originalidad para escribirlo. Gram�ticas es de todas formas un libro de una profunda s�ntesis. �Qu� tan importante es para usted este modo de pensar?

Pagu� muy caro por ello. Los especialistas no cometen errores. Yo cometo errores; lo s�. Un gran ling�ista de Harvard escribi� una fant�stica rese�a acerca de Despu�s de Babel que empezaba: "�ste es un libro muy malo, pero por desgracia es un cl�sico". Le escrib� para decirle, "muchas gracias, la verdad que me conformo con eso". Y �l me contest�, "d�jeme que le explique. Ninguna persona deber�a escribir Despu�s de Babel por su cuenta. Deber�a ser un trabajo de equipo: foniatras, psic�logos, etc�tera". Pero personalmente prefiero una visi�n personal imperfecta al m�s autorizado trabajo de equipo. Sigo creyendo que en mi campo �nicamente lo que uno hace en soledad, realmente solo, es digno de hacerse. Quiz� sea una visi�n muy pasada de moda, una obsesi�n rom�ntica. Hoy en d�a vivimos en �poca de la especializaci�n m�s y m�s diminuta.

Y en las humanidades esto es catastr�fico, dado que �stas no tienen fronteras naturales. �C�mo puede uno leer a Proust sin tener en cuenta la filosof�a, la teolog�a, las ciencias (Proust est� lleno de ciencia), sin conectarse apasionadamente con la m�sica y la pintura, con cuestiones pol�ticas como el caso Dreyfus, con la cuesti�n del antisemitismo? La lista es interminable.

En relaci�n con esto y con uno de sus temas clave --el v�nculo entre las ciencias y las humanidades--, �encuentra a alg�n artista o acad�mico con una visi�n interesante sobre las ciencias? �Cu�l es su experiencia personal de la dos culturas?

Mis primeros estudios, en Chicago, fueron parcialmente en matem�ticas y f�sica. Ten�a la esperanza de convertirme en cient�fico. Al terminarlos, pues, fui a ver a mi tutor. Me mostr� mis ex�menes y me dijo: "Tienes un summa cum laude, la calificaci�n m�s alta. Pero t�cnicamente eres un idiota. Debido a tu educaci�n europea aprendiste todas las f�rmulas de memoria. No hay ni una chispa de verdadera comprensi�n matem�tica en tus ex�menes". Qued� hecho pedazos. Unos a�os despu�s, cuando aparecieron por ejemplo Watson y Crick, quiz�s me hubieran dicho: "no puedes dedicarte a la f�sica; pero habla con los bi�logos, que no exigen matem�ticas creativas". No entonces, en el 48 o el 49. Hab�a un cartel en la universidad de Chicago: "F�sica nuclear o a lavar copas". As� de radical. Entonces me inclin� a la literatura y las humanidades.

Ir�nicamente, al Instituto de Princeton y al Churchill College me llamaron por mi inter�s paralelo en las ciencias.

Una de las preguntas que usted se hace en Sobre la dificultad en relaci�n con Dante parece m�s urgente que nunca: "�Es posible recuperar en la lengua vern�cula las enormidades proliferantes de la biolog�a, la f�sica, la medicina, la cosmolog�a?"

Muchos de los m�s grandes escritores, Musil, Thomas Mann, Borges de muchas maneras, se interesan instintivamente por las ciencias. Pero, lo siento, hace falta hacer la tarea. Y la literatura se ha vuelto terriblemente perezosa. No es posible entender nada esencial acerca del mundo moderno sin al menos olfatear lo que significa dedicarse seriamente a las ciencias.

Pero es mucho m�s f�cil escribir la millon�sima novela sobre adulterio en Londres que tratar de comprender. Hay ahora tres grandes fronteras: la creaci�n de la vida en condiciones de laboratorio; el entendimiento de la consciencia neurofisiol�gicamente hablando; y la teor�a "acerca del todo" (theory of everything) de Stephen Hawking. Cada una de ellas influenciar� la ley, la �tica, la metaf�sica. Pero nadie parece interesarse por lo que nos depara el futuro. La culpa es tambi�n de los cient�ficos, que no nos lo explican porque est�n muy ocupados. Hay grandes excepciones, claro.

Bertrand Russell lo intentaba, aunque no era un cient�fico. Uno desear�a que, a la vuelta de Estocolmo, se tomaran un poco de tiempo y ayudaran. Las fronteras, en cierto sentido, est�n empezando a cambiar. Pensando en el arquitecto Frank Gehry, Bilbao est� en la encrucijada de la ciencia de materiales (la f�sica del titanio), matem�ticas muy sofisticadas acerca de las curvas el�pticas, la funci�n po�tica y la funci�n sociol�gica de un museo. "�Chapeau!" Si yo pudiera empezar de nuevo me gustar�a aprender m�sica y arquitectura.

Porque eso es lo que ya estaba en Plat�n: "todo se trata de m�sica y geometr�a". En este sentido, el rumbo que toman algunas artes hoy d�a es muy apasionante. Pierre Boulez habla de sus composiciones en t�rminos de grupos algebraicos (algebraicclusters). Dice que no es necesario entenderlos para disfrutar la m�sica, pero que si a uno le interesa puede apreciarlo de cerca, analizarlo.

En uno de los ensayos de este libro, usted ve en Dante al �ltimo exponente de una tradici�n en la que las ciencias, la metaf�sica, la teolog�a y las artes permanec�an indisociadas. Lo llama nuestro meridiano. �Situar�a a Dante en el centro del canon en vez de a Shakespeare, para usar la frase de Bloom?

Nunca us� esa expresi�n: eso es propaganda norteamericana. �Los norteamericanos quieren tener el Top Ten de todo! Pero d�jeme que le cuente una an�cdota importante. Estaban entrevistando al General De Gaulle y le preguntaron: "�Monsieur President, cu�les son los tres m�s grandes escritores europeos?" Respondi�: "Obviamente, Goethe, Dante, Chateaubriand". El periodista casi se desmaya de sorpresa: "No mencion� a Shakespeare". "Usted dijo 'europeo'". En efecto, hay en la genialidad universal de Shakespeare algo profundamente ingl�s. Por supuesto nadie se compara con Shakespeare. Y, sin embargo, �l carece de una dimensi�n filos�fica o sociol�gica. No tenemos la menor idea en qu� cre�a. Nada, nada. En su negativa a manifestar alguna creencia, encuentro algo inhumano. No s�lo suprahumano, sino inhumano. De ah� que Wittgenstein no lo aceptara. O que muchos grandes pensadores no lo aceptaran. Plat�n hubiera odiado a Shakespeare, envidiado y odiado.

Ense�� Shakespeare toda mi vida, en la universidad de Ginebra. Pero al fin y al cabo --y eso es parcialmente una cuesti�n de edad, tengo ahora 73 a�os-- uno empieza a economizar, a quedarse con lo esencial. No paso una semana sin leer a Dante, o Proust, ciertas par�bolas de Kafka, los poemas de H�lderlin y Paul Celan.

Todos estos escritores profesaban una gran fe por el lenguaje. El tema es central en Gram�ticas. �Qu� es lo que est� reemplazando esta fe, en su opini�n?

Ya no tenemos acceso a eso. Para empezar, las matem�ticas no pueden traducirse a palabras. Y, lo siento, pero un 95 por ciento del pensamiento actual es matem�tico o metamatem�tico, como en f�sica, en lenguajes inform�ticos, etc�tera. Segundo, las palabras est�n gastadas debido a los medios de comunicaci�n, al kitsch y la barbarie en la que vivimos inmersos. Muy pocos son capaces de crear nuevas expresiones. Shakespeare cre� miles. Proust lo hizo con la gram�tica francesa. Quiz�s fue una de las �ltimas veces en que se pudo crear un mundo basado en nuevas formas gramaticales.

De hecho, usted llama a esta gram�tica un in memoriam de los futuros perdidos. Uno no puede evitar sentir cierta melancol�a...

S�, claro. Quiz� sea porque ya no puedo seguir mucho de lo que est� considerado importante. O porque nadie se interesa por las cosas que amo profundamente.

Quiz�s es que perd� el tren. No comprend� en su momento que el rock revolucionar�a la cultura. Disfruto mucho del cine pero nunca lo he estudiado. Me resulta una forma de arte ef�mera, incluso las grandes pel�culas. No asimil� lo que la televisi�n le hizo al mundo --no soy McLuhan--. No soy un fil�sofo de los new media. Los franceses ahora han creado una nueva palabra, la mediolog�a. Y hasta tienen departamentos de medi�logos en las universidades. Ha habido agudos observadores de la cultura popular --George Orwell es un ejemplo, pero yo no podr�a haber escrito un ensayo sobre historietas. Por supuesto, tuve una visi�n limitada. Y ahora, con la edad, se convierte en una visi�n atemorizada, furiosa, debido a la barbarie imperante. Si tuviera 40 a�os menos, empezar�a de nuevo, tratar�a de comprender la m�diologie. Ahora es demasiado tarde. Preferir�a hablar de lo que queda por hacer.

�En qu� trabaja en este momento?

Estoy escribiendo el que ser� mi �ltimo libro, basado en las Norton Lectures que di en Harvard. Se llamar� The Lessons of the Masters, un t�tulo tomado de Henry James a manera de homenaje a Harvard. Es la primera vez, cr�ame, que alguien se dispone a tratar el tema. Hay tres f�rmulas b�sicas: el maestro mata o destruye al estudiante; el estudiante mata o destruye al maestro; y muy raramente se da la confianza y el intercambio de aciertos y errores, el gran milagro de la transferencia. Para cada categor�a he estudiado ejemplos importantes en m�sica, pintura, literatura, filosof�a... Estoy tratando de concentrar 52 a�os de ense�anza. Am� la ense�anza; es algo que extra�o terriblemente. Y quiero entender el misterio de un gran seminario, sea un simposio de Plat�n, la �ltima cena de Jesucristo, o las clases de Hegel, entender c�mo funcionan las interacciones de la ambici�n humana, los deseos, la envidia, la traici�n... Estudi� en detalle la terrible historia de Husserl y Heidegger, acerca de la cual a�n se ignora mucho. En cartas tempranas Husserl dice: "Encontr� a mi hijo, al hombre que completar� la fenomenolog�a". Y despu�s usted sabe lo que pas�. Al mismo tiempo uno encuentra a Heidegger escribi�ndole en privado a sus amigos sobre el "viejo cerdo de Husserl".

Quiz�s Heidegger ten�a que hacerlo para ser Heidegger...

�Ser� este libro, de alguna manera, una reflexi�n personal sobre su vida como profesor?

S�, la importancia de la relaci�n maestro-alumno fue enorme. Tuve cuatro alumnos mucho m�s capaces que yo. Cuando estuve recientemente en Harvard, las oficinas de dos de ellos estaban al lado de la m�a. Tuve tambi�n un estudiante brillante que me traicion�, burl�ndose y atac�ndome. Aunque quiz�s mi estudiante m�s brillante fue una joven de quien no doy detalles en Errata, mi autobiograf�a, pero de quien ahora puedo hablar. Era una muchacha tremendamente t�mida.

Fue la primera de su clase en literatura inglesa. Cuando termin� el a�o entr� en mi despacho y me dijo: "Vengo a decirle que lo odio, que odio todo lo que me ense��; es basura burguesa. Soy mao�sta y voy a unirme a los doctores descalzos, en China, para hacer algo bueno por este mundo". Un momento muy dif�cil. Pero la respeto completamente. Porque si uno vive su pasi�n es suficiente. He tenido todo tipo de relaciones, pero ahora tengo una gran familia de estudiantes que se convirtieron en profesores: nos mantenemos en contacto y nos reencontramos cuando visito sus universidades. Tuve mucha, mucha suerte. Recuerde que rabino en hebreo significa s�lo maestro. Nada m�s que eso, maestro.

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Mart�n Schifino es periodista y cr�tico literario.

Tomado de: http://www.reforma.com/elangel/articulo/232307/default.htm

 

 

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