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11:33 p.m. - 2008-04-01 Y as� piensas porque no est� aqu�, en esta temporada de la vigilia, en este salto del verso, entre la prof�tica alianza de lo inexplicable con el comentario ajeno que se cubre de mandiles. Don de decir, maleducada postura ante el acertijo en su par�lisis estrellada. Y la marcha del relojero constata el largo solsticio que desvela las criaturas de su cuna, jugando con las crueles manecillas que se mofan de la antesala a tu habitaci�n, y al mismo tiempo el reconocimiento del peso que conlleva la distancia entre las paredes o el tiempo que tardan en convergir dos sombras en un abrazo milenario, pronto al final de los tiempos del pasado (que amontona presentes y futuros nunca vistos). Como esta ilusi�n de palabras que nunca habr�n de existir, tumba sin nombre.
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