![]() |
1:43 p.m. - 2003-10-27 Y quizás me di cuenta, quizás, de que los cinco minutos eran sólo 30 segundos de música y ensoñación. Y escribiendo quería forzar algunos cuantos segundos más, porque mi comunicación se vió invadida de errores (intencionales) y fugas (mentales). Quería prolongar el pacto común que se había hecho antes de que naciera, antes del lenguaje, antes de poder describir, contar, nombrar y ser nombrado. Querer, poder, imaginar, hacer, verbos que exigen interacción y por lo tanto la creación de algo, aunque sea repetido como lo es un sintagma fijo o un cliché. El cliché sabe al menos que hay otra cosa, en la Luna o debajo del mar pero otra cosa. Y tal vez cada quien sepa y recuerde imágenes de la infancia y respuestas sensoriales que no tienen nada que ver con modas reciclables o fiestas de disfraces. No sabemos acerca de árboles que nos miran. Y tal vez las dos horas de película, la lectura del poema, el minuto y medio de melodía inédita, correr, jugar, la experiencia orgámisca de respirar, la sonámbula pérdida de la consciencia, l'amour, una mirada de alguien, un beso, una sonrisa, una o muchas, el silencio, hormonas, neuronas, sentidos que no tienen dirección pero perciben, elementos químicos, canciones, caricias y golpes, perfumes y putrefacciones, sentidos que enseñas a disernir. Un largo párrafo que no resume nada pero que te dice algo. Mais bien sûr. Quizás.
  ![]() |