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9:32 p.m. - 2004-02-20 "...Todo sucede como si, incluso antes de entrar en la sala, ya estuvieran reunidas las condiciones cl�sicas de la hipnosis: vac�o, desocupaci�n, desuso; no se sue�a ante la pel�cula y a causa de ella; sin saberlo, se est� so�ando antes de ser espectador. Hay una "situaci�n de cine", y esta situaci�n es pre-hipn�tica. Utilizando una autentica metonimia, podemos decir que la oscuridad de la sala est� prefigurada por el "ensue�o crepuscular" (que seg�n Breuer-Freud), precede a la hipnosis, ensue�o que precede a esa oscuridad y conduce al individuo, de calle en calle, de cartel en cartel, hasta que �ste se sumerge finalmente en un cubo oscuro, an�nimo, indiferente, en el que se producir� ese festival de los efectos que llamamos una pel�cula..." �Y la televisi�n? "...Evoquemos la experiencia contrar�a: en la televisi�n, aunque tambi�n pasan pel�culas, no hay fascinaci�n; la oscuridad est� eliminada, rechazado el anonimato; el espacio es familiar, articulado (por muebles y objetos conocidos), domesticado: el erotismo (digamos mejor la erotizaci�n del lugar, para que se comprenda lo que tiene de ligero, de inacabado) ha sido anulado: la televisi�n nos condena a la familia, al convertirse en el instrumento del hogar..." Una frase. "Es como si un largo tallo de luz recortara un agujero de cerradura y todos estuvi�ramos, estupefactos, mirando por ese agujero." * Lo obvio y lo obtuso (im�genes, gestos, voces), Roland Barthes, 1975. Tomado de: El Clima Digital
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