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9:16 p.m. - 2007-07-24 Cada cuento es un hubiera. Cada poema es un hubiera realizado. Cada canción es la reacción de nuestros subjuntivos. Por eso sonreímos cuando escuchamos la estrofa tal o el párrafo aquél. No has jugado conmigo todavía, ni me has visto llorar mientras veo una película o estoy en el teatro, ni me has escuchado cantar desatinadamente con mi guitarra enferma, y no sabes como disfruto los atardeceres, como a veces me quedo en silencio porque no me queda más que decir, tan sólo observar y me siento vacío, pero después sonrío y sigo platicando sobre el clima o el tráfico de la ciudad.... No has descubierto todavía que siempre pediré helados de limón o pasteles, pays, paletas, dulces, mentas, todo lo que sea de limón o verde que se atreve. No sabes que cuando me siento inspirado me suelto y mi cara muestra muchos gestos como si viera por primera vez muchas verdaders todas juntas, reunidas para que yo te las explique, aunque otras veces sólo querré escucharte y decirme a mí mismo, que mujer tan lista, es un don conocerla, y tan sólo agregue un coma o un punto. Tengo tanto amor para dar, que me pasa por departamento este cuerpo que uso por corbata... Y mi amor se traduce en cucharas, propinas, abrazos y sonrisas cómplices, en buenos días o en lamentaciones por tapar el sol, no tantos besos. Yo sé traducir mi amor a todos los idiomas, al del cartero, al del hermano, al del cielo que relampaguea o al del abrigo tímido. Te traduzco lo que dejé de entender por entenderte. Â Â ![]() |