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11:39 p.m. - 2007-11-08 La esperanza es el sue�o del hombre despierto. Despu�s de las �ltimas entradas podr�a pensar que la contestaci�n m�s sencilla que podr�a recibir es el conocido refr�n que dice: cada uno habla de la feria seg�n como le va en ella. Hoy no tengo tanto tiempo ni energ�as nocturnas para escribir una entrada larga. S�lo quiero comentar la versi�n del amor plat�nico que yo siento. Primero quiero decir lo que no es: no es un esquema o modelo de una mujer que re�na tales o cuales caracter�sticas f�sicas. Aunque s� hay factores f�sicos que me gustan en ciertas mujeres, siempre ha sido para m� m�s importante la compatibilidad espiritual, por llamar as� a los gustos, intereses, metas, maneras de resolver los problemas, formas de acercarse al misterio, actitudes, y la total y completa humanidad alegre, humor�stica, noble y sencilla en s�. Esto no intenta ser una nota publicable en el peri�dico en busca de respuestas. No. Es ver claro, finalmente. Es una respuesta provisional para m�. Porque creo tambi�n, en el car�cter provisional de las definiciones. Incluso la buena salud del amor plat�nico debe incluir elementos contradictorios, incompletos, deseables. Y si estos deseos se materializan, conforme a la hist�rica pero debatiblemente activa voluntad del ser, guardar� silencio hasta que sea necesario restituirme, una vez m�s.
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