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5:28 p.m. - 2004-12-24
La invenci�n de la memoria
Hoy en la ma�ana, cuando restauraba en winamp las canciones de la banda sonora de Confesi�n de Medianoche (hecha por m� en un disco compacto), ya que debido a problemas t�cnicos perd� la informaci�n original y tuve que apelar a la memoria para recordar todos los temas musicales utilizados, m�s su respectivo orden de reproducci�n para no perder la estela musical original. Bueno, cuando todo eso pas�, el track de Ennio Morricone Playing love me hizo recordar lo que en ese momento cre� la mejor escena rom�ntica de una pel�cula, cuando 1900 es contratado para tocar un tema y traduce sus sentimientos instant�neamente mientras ve a una joven a trav�s del vidrio del barco.

Sin embargo, r�pidamente record� pel�culas del mismo director con iguales o mejores escenas sentimentales/rom�nticas. Minutos despu�s ya ten�a en mi cabeza todo un collage de im�genes de muchas pel�culas de diferentes directores, pa�ses y �pocas rodando por mi cabeza, con Playing love como m�sica de fondo para todas las im�genes y una alegr�a cinematogr�fica en el aire. Y me dije esto lo tengo que escribir, pero sabr�a que al menos este d�a no lo har�a, como muchos otros d�as en que me digo lo mismo y termino escribiendo nada. �Entonces, querr�s saber por qu� estoy aqu�? Si es que este es un lugar donde se est�... pero bueno, lo contar�.

Hoy es un de esos pocos bellos d�as clim�ticos del mes, el cielo nublado, aires g�lidos y un viento que mece a los �rboles. El verde de las plantas reflejado en los cristales y las ramas s�lo dormitan, un d�a para caminar a trav�s de las calles mirando al cielo. Y as� est� todav�a, a�n no termina. En fin, este es s�lo un elemento m�s que conforma la particularidad extraordinaria de este d�a.

Decid� tomar entre mis manos a Simone de Beauvoir y mis dedos comenzaron a entrever las primeras p�ginas de sus Memorias de una joven formal. Uno invoca a su propia infancia cuando lee la de otra persona. Empero, mi lectura se vi� interrumpida por un llamado de mi mam� para que yo reacomodara libros comprados recientemente y as� abandon� por un momento las memorias de la escritora.

No s� si tiene relaci�n alguna pero el libro de Simone de Beauvoir lo compr� en la edici�n 2003 de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, mientras que el libro que ahora hojeaba, lo compr� en la pasada edici�n de la FIL, la de este a�o. Cuentistas jud�os de Il�n Stavans un libro recomendado por la profesora Cristina Preciado, el cual, como ya te imaginar�s, fue el nuevo libro que ahora le�a entre mis manos.

Le� tan s�lo la introducci�n, que a mi parecer fue bastante puntual y coherente en su desarrollo. El ant�logo de dicho libro nos dirige indirectamente a un relato titulado La invenci�n de la memoria, siendo el ant�logo el autor de dicho texto.

En su introducci�n Il�n Stavans nos cuenta un poco la trama del cuento. Zdenek Stavchansky, un jud�o checo poseedor de una memoria abarcadora y casi total que trabaja en cabarets y circos, es manipulado por el Partido Comunista en Praga y a la mitad del texto recibe la penosa noticia de que ha sido diagnosticado con una extra�a enfermedad progresiva, "El mal de Wernicke", que promete fulminar para siempre sus capacidades recordatorias. Zdenek viaja a Inglaterra y despu�s a M�xico, el pa�s de su madre, al perder la memoria.

Esta simple sinopsis del cuento atrajo mi atenci�n para leer el texto al finalizar mi lectura de la introducci�n. Hubo algunas razones extraliterias que facilitaron esta atracci�n. En la ma�ana, cuando recordaba las canciones del disco que yo hab�a compilado, reflexion� torpemente la importancia de la memoria para la renovaci�n o restauraci�n de pret�ritos en el presente. Hasta se me ocurri� una frase para una cuento, novela o pel�cula a�n no hecha, dicha quiz�s por neur�logos o familiares de un enfermo de alzheimer �sta es la peor enfermedad de todas y aunque el enfermo se diera cuenta de esto, pronto su ansiedad desaparecer�a, porque su angustia se olvidar�a para siempre. Al menos en ese cuento, novela o pel�cula. En otras, existe el eterno resplandor para una mente sin recuerdos.

Las ideas de este d�a tuvieron una misteriosa interconexi�n, porque adem�s de lo ya contado a�n sucedieron un par de actos inauditos. Cuando termin� de leer la introducci�n de Stavans, busqu� en el �ndice el cuento de Zdenek e incre�blemente encontr� esto en las primeras l�neas:

Death is always on the way, but the fact that you don't know when it will arrive seems to take away from the finiteness of life. It's a terrible precision that we hate so much. But because we don't, we get to think of life as an inexhaustible well. Yet everything happens only a certain number of times, and a very small number, really. How many more times will you remember a certain afternoon of your childhood, some afternoon that's so deeply a part of your being that you can't even conceive of your life without it? Perhaps four or five times more. Perhaps not even that. How many more times will you watch the full moon rise? Perhaps twenty. And yet it all seems limitless.
Paul Bowles, The Sheltering Sky

Todo ten�a sentido en aquel instante, hace ya una hora, m�s o menos, la frase que hab�a visto al final de pel�cula The Sheltering aparec�a de nuevo ante mis ojos. Aquella pel�cula que accidentalmente sintonic� y que no me regalaba nada, me exig�a que la interpretara y que la leyera como si... el final fuera la culminaci�n exorbitante de toda la existencia humana. Creo que fue este martes, no recuerdo exactamente bien, pero fue esta semana.

El viento en la calle soplaba con fuerza ante mi estupefacci�n total. El no contenido asombro de actos ligados a s� mismos por accidentales o misteriosas procedencias dejaba de ser abstracto y se pod�a tocar y ver. Frente a m�. Como una presencia de total comprensi�n, pero que no dura m�s de una hora.

La ciencia, a pesar de sus progresos incre�bles, no puede ni podr� nunca explicarlo todo. Cada vez ganar� nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable. Pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven, tendr�n siempre delante un infinito mundo de misterio.
Gregorio Mara�on

Esta entrada ser� editada pr�ximamente.

 

 

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