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12:07 a.m. - 2007-08-17 �Es el amor un sentimiento del alma, un demonio o un dios, seg�n los t�rminos de la pregunta con la que un sublime enamorado, Plotino, abre su tratado Sobre el Eros ? Este escrito, es la En�ada III,5 (50), una de las �ltimas lecciones que escribiera el fil�sofo neoplat�nico, enfermo, abandonado ya casi por todos sus disc�pulos y decidido a retirarse a la chacra de Zeto, cerca de N�poles, para esperar su pr�xima muerte. El amor como aspiraci�n (�phesis) a alcanzar lo que no se posee es siempre un deseo movido por el Bien y la Belleza. El amor, por lo tanto, como pretensi�n constante hacia lo que no se posee, es siempre un deseo y hay, como se ha visto, dos tipos de amores, obst�culos del alma, o pasiones, dominados por el apetito. Amores, en fin, que son atra�dos por la belleza sensiblemente incorporada, se inclinan hacia lo sensible y buscan de este modo equivocado satisfacer la apetencia. La belleza de los cuerpos aclara Plotino, se ama, sin embargo, no a causa de los cuerpos quue la revelan, sino por ella misma. No atraen los cuerpos precisamente porque generen belleza, sino porque en sus perfiles y armon�a muestran la belleza. El amor que inspira la belleza, entonces, es un amor puro, es un deseo libre de contaminaci�n sensible y de su servidumbre debilitante y que rechaza, por eso, la mezcla con lo impuro. Para introducir esta ense�anza del amor como aspiraci�n ascendente recurre, entonces, Plotino, primero, a las pruebas hist�ricas. Al testimonio de los antiguos y de los tele�gos: Hes�odo, Parm�nides, los �rficos, quienes han ense�ado la doctrina de Eros como un dios; pero sobre todo recurre al mito, al mito que ense�a bajo la forma del relato tradicional y el lenguaje aleg�rico lo que el discurso sostiene con razones justificadas. Con semejante enfoque analiza Plotino el mito de Afrodita, la diosa del amor, y de su hijo Eros, para ilustrar la verdad con sus diversas versiones. Habla el mito de dos Afroditas: la Afrodita Urania o Celeste, hija de Cronos, el Intelecto. Representa esta Afrodita al Alma Universal y el ojo de Afrodita es el amor. O sea, el Alma Universal aspira a poseer al Intelecto, esto constituye su anhelo o deseo constante, un hecho o intermediario firme y sustancial entre ambas hip�tesis, un Eros constante, por el que una vez saciada la indigencia, el deseo, inquietud o posibilidad de ver (Pen�a, la Menesterosa) alcanza satisfacci�n, como una visi�n an�mica que ha logrado en su interior el logos del universo, la planificaci�n que le ha otorgado la abundancia de recursos, ( Poros, la riqueza ideal o inteligible). En este caso el Amor es un dios, obra como un intermediario , metaxy, un v�nculo necesario y permanente entre el Alma y el Intelecto, aunque libre del contacto con la materia sensible. Pero un estro o frenes� del Alma fuera de s�, una inquietud sin determinaci�n que una vez que sacia la sed se revela como v�stago en el Alma: el logos universal. Hay o existen, por lo tanto, el Intelecto como hip�stasis segunda eterna, el Alma, como su imagen inmutable, y el deseo constante y real del Alma anhelante del Intelecto y que en ella se da como visi�n del Intelecto o Logos total. Este anhelo siendo imperturbable es un divino deseo, lo promueve la indigencia an�mica y lo satisface la actualizaci�n de la riqueza de ideas de Intelecto en el Alma. El eros, por consiguiente, es en su plano m�s alto un aut�ntico dios.
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