Get your own
 diary at DiaryLand.com! contact me older entries

2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014

12:36 a.m. - 2008-06-07
Puentes como liebres.
Mario Benedetti

iremos, yo, tus ojos y yo, mientras descansas,
bajo los tersos p�rpados vac�os
a cazar puentes, puentes como liebres,
por los campos del tiempo que vivimos.

Pedro Salinas.

1

Hab�a o�do mencionar su nombre, pero la primera vez que la vi fue un rato antes de subir al vapor de la carrera. Mis viejos y mis hermanas hab�an venido a despedirme y estaban algo conmovidos, no porque viajara a Buenos Aires a pasar una semana con mis primos sino porque a mis diecis�is a�os nunca hab�a ido solo �al extranjero�.

Ella tambi�n estaba en la d�rsena pero en otro grupo, creo que con su madre y con su abuela. Entonces mam� le dijo discretamente a mi hermana mayor: �Qu� linda se ha puesto la hija de Eugenia Carrasco, pensar que hace dos a�os era s�lo una gurisa�. Mam� ten�a raz�n: yo no pod�a saber como luc�a dos a�os atr�s la hija de Eugenia, pero ahora en cambio era una maravilla. Delgada, con el pelo rojizo sujeto en la nuca con un mo�o, ten�a unos rasgos delicados que me parecieron casi et�reos y en el primer momento atribu� esa visi�n a la neblina. Luego pude comprobar que con niebla o sin niebla, ella era as�.

Al igual que yo, viajaba sola. Poco despu�s ya con el barco en movimiento, nos cruzamos en un pasillo y me mir� como reconoci�ndome. Dijo: ��Vos sos el hijo de Clara?�, exactamente cuando yo preguntaba: ��Vos sos la hija de Eugenia?�. Nos avergonzamos al un�sono, pero fue m�s c�modo soltar la risa. Tom� nota de que cuando re�a, pod�a ser una picara que se hacia la inocente, o viceversa.

Inmediatamente cambi� mi rumbo por el suyo. Iba pensando proponerle que cen�ramos juntos y ensayaba mentalmente la frase cuando nos encontramos con el restaurante, as� que se lo dije. �Y mira que tengo plata�. Me gust� que aceptara de entrada, sin recurrir al filtro de negativas e insistencias tan usado por los adultos en los a�os treinta.

�Ah, pero somos algo m�s que el hijo de Clara y la hija de Eugenia, �no te parece? Yo me llamo Celina.� �Y yo Leonel�. El mozo del restaurante nos tom� por hermanos. �Qu� aventura�, dijo ella. Estuve por decir aventura incestuosa, pero pens� que iba demasiado r�pido. Entonces ella dijo �aventura incestuosa� y no tuve m�s remedio que ruborizarme. Ella tambi�n pero por solidaridad, estoy seguro.

Me pregunto si sab�a en que estaba pensando. Qu� iba a saber. �Bueno, estoy pensando en la cara que pondr�a mi abuela si supiera que estoy cenando con un muchacho�. Albricias: el muchacho era yo. Y el mozo que me preguntaba si iba a pedir el men� econ�mico. Por supuesto. Y el mozo que preguntaba si mi hermanita tambi�n. Y ella que s� claro, �por algo somos inseparables�. Se fue el mozo y dije: �Ojal�. �Ojal� qu�. Me di cuenta de que hab�a conseguido desorientarla. �Ojal� fu�ramos inseparables�. Ella entendi� que era algo as� como una declaraci�n de amor. Y era.

Cuando est�bamos terminando la crema aurora, me pregunt� por qu� hab�a dicho eso, y estaba seria y lind�sima. Yo no estaba lind�simo pero s� estaba serio cuando imagin� que la mejor respuesta era enviarle mi mano por entre el tenedor y las copas, pero ella: �Ay no, acord�te que somos hermanitos�. Hay que ver los problemas que ten�an los chicos, all� por 1937, en los pre�mbulos del amor. Era como si todos, las madres, las t�as, las madrinas, las abuelas, los siglos en fin, nos estuvieran contemplando. Entonces, con las manos muy quietas pero crispadas, le contest� por fin que le hab�a dicho eso porque me gustaba, nada m�s. Y ella: �Me gusta como dec�s que te gusto�. Ah, pero a m� me gustaba que a ella le gustara c�mo dec�a yo que me gustaba. S� ya s� qu� pavadas. Pero a nosotros nos sonaban como clarinadas de genio, de esas que aparecen en los diccionarios de frases famosas.

Cuando estabamos en el churrasco ella dijo que hasta ahora no se hab�a enamorado, pero qui�n sabe. �Adem�s, s�lo tengo quince a�os�. Y yo diecis�is. Pero quien sabe. Y desplegaba su sonrisa. Comparada con la suya, la de la Gioconda era una pobre mueca. Debo agregar que, a pesar de sus rasgos et�reos, demostr� un apetito voraz. Del churrasco no quedaron ni huellas. Yo por lo menos dej� una papa, nada m�s que para que l mozo no pensara que �ramos unos muertos de hambre.

En el postre nos cantamos las vidas. En su clase hab�a quien le ten�a ojeriza porque era la �nica que obten�a sobresalientes en matem�ticas�. �A mi tambi�n me entusiasman las matem�ticas�. Exclam� radiante y hasta me lo cre�, pero s�lo era una mentira autopiadosa, ya que entonces las odiaba y todav�a hoy me dura el rencor. Sus padres estaban separados, pero lo hab�a asimilado bien. �Era mucho peor cuando estaban juntos y se insultaban a diario�. Lament� profundamente que mis padres no se hubieran divorciado, m�s bien estaban contentos de estar juntos. Lo lament� porque habr�a sido otra coincidencia, pero la verdad es que no me atrev�a modificar de ese modo la historia. �Leonel, no lo lamentes, es mucho mejor que se lleven bien, as� se ocupan menos de vos. Si viven agravi�ndose, se quedan con una inquina espantosa y despu�s se desquitan con uno�.

Tomamos caf�, que estaba recalentado, casi dir�a que repugnante, pero ni ella ni yo ten�amos ganas de volver a nuestros respectivos camarotes. Celina compart�a el suyo con dos viejas; yo, con tres futbolistas. Menos mal que la noche estaba espl�ndida. Aqu� ya no hab�a niebla y la V�a L�ctea era emocionante. Estuvimos un rato mirando el agua, que golpeaba y golpeaba, pero hac�a fr�o y decidimos sentarnos adentro, en un sof� enorme. Ella se puso un saquito porque estaba temblando, y yo, para transmitirle un poco de calor, apoy� mi largo brazo sobre sus hombros encogidos. El ruido del agua, el olor salitroso que nos envolv�a y los pasillos totalmente desiertos, creaban un ambiente que me pareci� cinematogr�fico. Era como si actu�ramos dentro de una pel�cula. Nosotros, la pareja central.

Estuvimos callados como media hora, pero los cuerpos se contaban historias, hac�an proyectos, no quer�an separarse. Cuando apoy� la cabeza en mi hombro, yo balbuce�: �Celina�. Movi� apenas el cabello rojizo, sin mirarme, a modo de saludo. Un largo rato despu�s, cuando yo cre�a que estaba dormida, dijo despacito: �Pero qui�n sabe�.

 

 

previous - next

about me - read my profile! read other Diar
yLand diaries! recommend my diary to a friend! Get
 your own fun + free diary at DiaryLand.com!