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11:23 p.m. - 2005-09-27 También con la película belga/española 25 grados en invierno que vi reciéntemente. O al escuchar la explicación de ciertos versos de Trilce de César Vallejo. O al recordar algún suceso reciente o ya vagamente abrazable. Yo creo que incluso se puede llorar de cualquier cosa si uno se lo propone. Hasta de un chiste dudoso. Cuando era niño y lloraba todo lo que podía, aunque quisiera, después ya no podía seguir llorando. Ya no había lágrimas, todas derramadas por la cara iban. Había todas ahí. Ahora la economía del mercado ha hecho un desastre en mí: ahorro lágrimas; pero las pago con intereses. Â Â ![]() |