7:07 p.m. - 2009-08-05
No sabes
Lo que pasa es que no sabes. No sabes a�n c�mo te despertar� por las ma�anas sin ropa, sin las angustias que hoy te desvar�an. No te das cuenta todav�a que mis besos saben a remedio infalible contra el mal sabor de d�a. Haremos un ecosistema con tu boca y la m�a. Te depar�n tardes con muchas risas y no pocas fotograf�as, miradas sarc�sticas para expulsar todo aquello que huela a f�nebre vida. La buenaventura de conocer las recetas para cocinarte entre tibias almohadas.
Parece que no sabes, pero ya lo presientes. Que estos d�as nublados y con mucha lluvia no pueden ser eternos y que tarde que temprano aparecer� montando una estrella cosida con trozos de deseos pedidos a cometas. No desesperes mi amor, no desesperes. Si ahora sientes este dolor es para que cuando llegue yo, esa historia gris se convierta en un libro sin tapas en tu biblioteca m�s personal del mundo.
Llora vida m�a, �llora! Limpia con tus lluvias el camino para llegar a ti. Llora, con dignidad y alegr�a. Los cristales en tus ojos ser�n las ventanas que un d�a defender�n nuestro hogar. Cargo puertas ligeras, tan f�ciles de abrir como tus labios h�medos. No habr� nunca espejos rotos en la alcoba, sino agua clara en el estanque del alma.
No s� cu�ntos d�as hagan falta para evidenciar en tu ser, mi existencia. A veces dices que soy un fantasma que nunca llegar� a formalizar con carne su esencia. Otros d�as crees verme dando vuelta por la esquina o entre la multitud r�gida que cruza la calle. Como ojos que te persiguen desesperados, siempre buscando. As� tambi�n crees percibir mi aliento cuando con conformismo besas a otro cualquiera. Pero no soy yo. Te das cuenta cuando las hojas cambian de color pero tus dedos siguen jugando solos a tocar el piano de tus heridas.
Lo que pasa es que no lo sabes. Que he perdido ya las millas de viajero infrecuente, que mi punto de destino no es una barca estable en el muelle, un oasis escondido en la ciudad o una isla alrededor de las monta�as. Las millas que yo viajo, son tus sue�os, tus bostezos y tus complacencias. Te conozco, bien que te conozco al levantar la mano lentamente y pedir la cuenta; al mirar a veces con dicha y a veces con desgano la ma�ana que se te presenta repetida, como pel�cula sabatina; te reconozco cuando asumes con tus ojos el universo que de ti nace, que de ti desciende, que en ti conf�a. �No ves como cada uno de tus errores multiplicados no llegar�n nunca a ser los panes que devuelves a la vida?
Como una ola que pretende ser el mar, como una sin�cdoque desgastada a la orilla de algo que no sabe bien qu� es pero avanza: ser� yo tu banco de coral, el rompeolas dulce fabricado por la ingenier�a hidr�ulica en pos de tu �mpetu que no tiene fin, que destruye embarcaciones y hunde a na�fragos como a botellas.
Te doy tiempo. Te doy caridad. Me doy a ti. Toma a esos disc�pulos que sin verguenza te a�aden adornos, te pintan recuerdos tristes en el balc�n y te ponen una m�scara sint�tica. Pero cuando llegue el d�a, sabr�s pues que esa m�scara no eres t� y la tirar�s al vac�o y ver�s que el tiempo gira hacia todos lados. La felicidad que en ese instante surgi� intercambiar� todos los males por bienes a ratos. Me doy a ti.
Lo que pasa es que no lo sabes, quiz�s nunca lo sepas.
