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11:12 a.m. - 2004-12-16 Si el cine toma alguno de nuestros m�ltiples e infinitos actos, s�lo podr�a tomar un fragmento, pero un buen fragmento sintetizado y esencial. En esos casos el autor de dicho filme deber� ser extremadamente sensible ante los hechos correspondientes al g�nero humano. Cuando nosotros repetimos escenas de pel�culas, a veces lo hacemos sin darnos cuenta. Lo hacemos quiz�s con la misma lucidez alta o baja, pero el contexto cambia. El g�nero de la pel�cula no aplica en la vida real, porque nosotros en esencia no somos clasificaciones AA, A, B, B+15 o C. Nuestra pel�cula puede deambular por las finas fronteras de nuestras m�scaras. Nosotros nada m�s recreamos el molde por instantes y despu�s miramos a trav�s de la inmensidad ventanal del mundo. No actuamos escenas, sino que representamos recuerdos. Ayer, bajo el cielo nublado y el toldo met�lico, esperaba, angustiosamente, representar un plot o gang f�lmico, de esos que llevan la trama de la pel�cula a niveles superiores, cuando los espectadores est�n al borde del asiento, atentos, mirando a trav�s de la pantalla. Pero en Guadalajara s�lo hay espectadores en los accidentes, en un estadio de f�tbol, cuando una ambulancia interrumpe los cotidianos quehaceres, etc. Y as�, sin espectadores ni s�tiros, estaba listo para salir al escenario, pero un abismo hist�rico abri� su brecha y la �nica espectadora posible de la transformada obra, sali� del teatro. Lo que enfilaba para obra termin� en performance y los espectadores permanentes en m� s�lo aplauden, como en otras ocasiones, en las que cre� ser actor. ![]()
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