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10:43 p.m. - 2004-07-16 No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabidur�a. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabidur�a nos ayuda a vivir. El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero s�lo el necio se queda sentado en �l. La prueba m�s clara de la sabidur�a es una alegr�a continua. S�lo se ve bien con el coraz�n; lo esencial es invisible para los ojos. Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jam�s. Sin embargo, tantas citas (informaci�n, opiniones, saberes, verdades) a otros autores, s�lo deben de presionar a qui�n los lee, a no almacenar sino a crear. Mientras nos instruimos poco a poco (en la experiencia cotidiana, laboral, acad�mica, y todas las dem�s categor�as vivas), mostrar en nuestros actos diarios que no s�lo almacenamos esa informaci�n, sino que �sta es utilizada. En las pr�ximas entradas, vidas de gato, saludos de mano, miradas furtivas o pl�ticas de sal�n. No basta saber, se debe tambi�n aplicar. No es suficiente querer, se debe tambi�n hacer.
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