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1:13 p.m. - 2008-09-09 Ahora que estoy leyendo este libro, la mejor reseña sintetizada que he encontrado es la siguiente: ¿Cómo nació nuestra lengua? ¿Cómo se expandió? ¿Cómo se ha diversificado? A estas y otras preguntas responde el autor al narrar la historia de la lengua española. La lectura de este texto permitirá enriquecer la visión del idioma español y encontrar nuevos elementos para apreciarlo y, como dice su autor, compartir lo mágico de su historia. Muchos datos los había visto ya en clase de Filología, sin embargo, hay que tener fechas y datos siempre presentes. Así que la actualización no me viene mal. Más ahora que me voy a dar clases de español a franceses púberes. Aquí un ejemplo: El verbo latino legere significó originalmente ‘recoger, cosechar, robar’, pero con el correr del tiempo fue adquiriendo gradualmente el sentido de ‘cosechar con los ojos’, especialmente ‘leer’. En el latín medieval, se usó el gerundio de este verbo, legenda, con el significado de ‘algo a ser leído’ y en esa época se aplicaba principalmente a los libros sobre vidas de santos. Pero durante la Edad Media las biografías de los santos fueron una mezcla de hechos más o menos comprobados con fantasías inverificables, de modo que legenda fue adquiriendo el sentido que le da hoy la Academia de “relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”. Pero no olvidemos que las vidas de los santos suelen ser consideradas maravillosas y ejemplares, de modo que esa característica se adscribió al significado de la palabra. Esto ocurrió en forma más acentuada en las últimas décadas, cuando la prensa adoptó el hábito de imponer el adjetivo legendario a personajes que en el pasado, a veces no muy remoto, se destacaron en alguna actividad. Así, se llama hoy ‘legendarios’ a figuras contemporáneas como Pelé y Maradona o a sujetos famosos desaparecidos hace algunos años o décadas, como Joe Louis, María Félix o el Che Guevara. Fuente. Â Â ![]() |