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10:24 p.m. - 2007-09-13
La pobreza en M�xico del siglo XIX y sus escritores
Pablo G�mez Mart�nez

La pobreza ha rondado en M�xico desde sus or�genes. Uno de los factores principales de este problema es el concepto de identidad nacional. En el libro publicado por la Universidad Pedag�gica Nacional Problemas de educaci�n y sociedad en M�xico I (1985:9-10) se se�ala que el mundo prehisp�nico antes de la llegada de los espa�oles, distaba mucho de ser homog�neo, ya que era el pueblo azteca quien ejerc�a un dominio militar y econ�mico sobre una regi�n bastante amplia del actual territorio mexicano; sin embargo, los pueblos tributarios difer�an culturalmente de los mexica en mayor o menor grado, en aspectos tan importantes como el idioma, los recursos naturales aprovechados, el nivel tecnol�gico, y las manifestaciones art�sticas. Adem�s, exist�an grupos que hab�an escapado al poder del pueblo mexica, como los purepechas o tarascos que sosten�an un grado de desarrollo equiparable al de los aztecas. Exist�an tambi�n grupos n�madas en la antigua Mesoam�rica. Ni si quiera en el aspecto biol�gico exist�a unidad en el mundo prehisp�nico, pues se encontraban descendientes de las diversas oleadas que sucesivamente poblaron el continente americano. Por otro lado, las bit�coras, cartas, o cualquier otro escrito narrado por un espa�ol respecto a M�xico, en los primero a�os de conquista, pasar�n casi desapercibidas esas diferencias.

El panorama cultural espa�ol es semejante al mexicano. Apenas 30 a�os antes de la conquista de M�xico, Espa�a hab�a logrado la unidad pol�tica de los reinos y se�or�os, unidad que no correspond�a (ni corresponde a�n) a la unidad �tnica. Cabe se�alar que la tradici�n cultural en esos momentos era fuertemente cristiana, pero tambi�n musulmana y jud�a.

Cuando estas dos tradiciones chocan, como ya sabemos, es la espa�ola la que finalmente triunfa, estableciendo un sistema colonial. Lo que perdur� despu�s de el choque, fue la integraci�n impuesta, el dominio �tnico de un grupo minoritario sobre los dem�s. Tiene sentido el p�rrafo del libro Problemas de educaci�n y sociedad en M�xico I cuando dice que "Es s�lo a partir de la Independencia cuando existen las condiciones para que se inicie un verdadero proceso de consolidaci�n nacional, que implica tanto la integraci�n social a trav�s de instituciones de tipo general, como la formaci�n de una cultura nacional en la que se asimilen din�micamente las diversas tradiciones".

Por una parte las condiciones estructurales y aut�nomas se presentaron en M�xico en 1821, cuando se constituye como una naci�n independiente de Espa�a. Por otra parte la extrema pobreza econ�mica y educativa en que viv�a la mayor�a del pueblo mexicano, la dificultad para integrar una identidad nacional, en fin, todas las dificultades a las que se enfrenta una nueva naci�n.

El trabajo de artistas e intelectuales mexicanos, en buena parte del siglo XIX, fue el de forjar esa identidad. Estos hombres, en su mayor�a criollos y mestizos, muchas veces no ten�an las mismas visiones sobre c�mo dirigir al pa�s y hacia qu� rumbo. Las divisiones aparecer�an desde el principio, liberales y conservadores tuvieron un largo y desgastante recorrido que terminar�a con la Segunda Intervenci�n Francesa (1862-1867) pero que finalmente unir�a a liberales y conservadores en el anhelo de mantener orden y progreso.

La gran mayor�a de los literatos mexicanos decimon�nicos fung�an a la vez como pol�ticos o period�sticas, este �ltimo cargo con m�s frecuencia entre los liberales. En gran medida fueron los partidarios de este sector pol�tico los que se atrev�an a criticar las faltas del gobierno opositor, a representar en sus obras las carencias y desgracias de los sectores marginales, como los pobres. Los conservadores, hist�ricamente relacionados con la clase alta, tambi�n inclu�an a los pobres en sus obras pero no con la misma causa y fin que la de los liberales.

Marcelo Pogolotti (La Habana, 1902-1988) pintor y ensayista cubano, realiz� una selecci�n de los textos que mejor representaban la miseria social en la prosa mexicana, desde la Colonia hasta la primera mitad del siglo XX. En su libro Los pobres en la prosa mexicana (1978) encontramos en uno de sus cap�tulos como protagonistas a los "Humillados, Tendidos y Atropellados" por ejemplo. El machismo, los mendigos, las mujeres, los enfermos, y hasta los sue�os, el lenguaje, la religi�n, son algunos de los t�picos que ata�en directamente al ser social llamado: pobre.

La pobreza es una condici�n de d�ficit de recursos necesarios para alcanzar y mantener el nivel de vida que se considera decente, civilizado, tolerable a largo plazo sin grandes sacrificios, por un individuo, una familia, una comunidad local, un determinado segmento o estrato o clase de poblaci�n. Se trata de una condici�n que es al mismo tiempo "objetivamente medible, hist�rica y culturalmente relativa, y subjetivamente definida". De ah� la extrema variedad y ambig�edad de las definiciones de pobreza que se encuentran en los textos de sociolog�a, econom�a, pol�tica social, demograf�a, as� como en las estad�sticas nacionales e internacionales. La pobreza es la forma m�s macrosc�pica de la desigualdad.

La anterior definici�n de pobreza corresponde al "Diccionario de Sociolog�a" de Luciano Gallino (1995:704). La pobreza en M�xico ha sido f�cilmente identificada por propios y extra�os. Alejandro de Humboldt defini� en el siglo XIX a M�xico, como el pa�s de la desigualdad. Para Marcelo Pogolotti la pobreza es la llaga social m�s antigua, incluso anterior a la prostituci�n, por cuanto �sta no existir�a sin aqu�lla. Es por esto importante rescatar a los autores que van m�s all� del soci�logo o el dem�grafo porque los escritores "ponen al descubierto la mentalidad, los sentimientos y la vida mis�rrima y oscura de millones de seres consumi�ndose por el hambre y las enfermedades, embrutecidos por la explotaci�n, el pulque y la carencia absoluta de educaci�n", circunstancias reales en el siglo XIX y quiz�s hasta nuestros d�as. Tanto es as� que un cuarenta por ciento de la poblaci�n mexicana vive en condiciones paup�rrimas.

Manuel Payno (1810-1894) y Guillermo Prieto (1818-1897) son dos ejemplos de escritores que incluyen a la pobreza en sus obras, incluso llegan a ser sat�ricos en ellas. Un ejemplo es el cuento "La Boda" dentro de los "Cuadros de Costumbres" (1997:129), este cuento que trata sobre una pareja de clase baja que reci�n contrae matrimonio y una serie de peculiaridades que les suceden al lado de amigos y parientes:

Era nada menos que una t�a de Clarita; �qu� sonrojo! De aquellos parientes pobres, que donde menos lo pensamos, all� est�n; que cuando pasa una jovencita, o un afectado petimetre, por m�s que finja distraerse, le saludan, y le tutean, y le tienden la mano, y le preguntan por el resto de la parentela; de esos parientes de quienes decimos: "es una pobre conocida de casa; pero �qu� virtudes!" De aquellos parientes que quisi�ramos que tragase la tierra antes que nos hablaran en diminutivo, ante un corrillo de gentes entre quienes aparentamos riqueza y prosapia noble, etc�tera.

Los esfuerzos realizados por liberales del siglo XIX para remediar la pobreza no rindieron fruto por mucho tiempo. Las Reformas hechas por el grupo que encabezaba Ju�rez fueron aplicadas relativamente con Porfirio D�az, siendo un dictador m�s que un presidente, quien emple� otros m�todos para modernizar al pa�s, sin acabar con la pobreza por supuesto. En 1875 Ignacio Ram�rez, al�as el Nigromante, ya formulaba la pregunta "�Qu� hacemos con los pobres?" eeplanteada una y otra vez por distintos personajes, en distintas �pocas y situaciones en M�xico.

"Manuel Payno es, por los cuatro costados, un escritor costumbrista" se�ala Emmanuel Carballo en la "Historia de las letras mexicanas en el siglo XIX" (1991:133). Carballo lo considera un heredero de Lizardi, ya que se acerca a la expresi�n del pueblo para que todos sus lectores lo entiendan. En "El fistol del diablo" de Manuel Payno, algunas chozas actuales bien podr�an compararse con las que describe en 1844:

No hay en ellos, ni empedrados, ni aceras; inmundos alba�ales ocupan el centro de la calle; y por toda ella est� esparcida la basura y la suciedad, lo cual hace que la atm�sfera que all� se respira sea pesada, f�tida y, por consecuencia, altamente perjudicial a la salud. Las casas presentan el mismo aspecto de abandono: unas son de adobe, otras de piedra volc�nica, color de sangre o ceniza; pero todas sin aseo exterior, sin vidrieras en las ventanas, sin cortinas en lo interior. Frente a estas habitaciones fr�as y tristes hay algunos edificios arruinados, o por los temblores o por los a�os y la incuria de los due�os.

El libro de Marcelo Pogolotti, como ya mencion�, recaba descripciones, di�logos, hechos llevados a la literatura. Es cierto que la literatura no puede retratar la realidad, ni si quiera una fotograf�a lo hace; la literatura es una representaci�n de la realidad, sin embargo, el hecho de que un considerable n�mero de autores intenten mostrarnos y que no dejemos pasar por alto a todas esas v�ctimas de la miseria. Conforme la literatura evolucion� en M�xico, pudimos demostrar al mundo y a nosotros mismos que somos capaces de generar una literatura de una calidad est�tica l�cida y docta. Empero, lo que en el siglo XIX estaba unido, la b�squeda de la identidad nacional en las artes, en la cultura, y la b�squeda de una justicia social, ahora est�n separadas. La literatura mexicana alcanz� un estrado a nivel mundial, pero la pobreza sigui� en el mismo lugar. Quiz�s el escritor se rindi� ante las circunstancias, tal vez el escritor puede ser un buen intelectual pero a su vez, un ciudadano fracasado.

Es a partir del Simbolismo cuando al escritor ya no le llama la atenci�n la creaci�n para la concientizaci�n de la poblaci�n, quiz�s porque est� consciente de la pretenciosa misi�n del rom�ntico o del realista/naturalista. El simbolista se conforma con que unos pocos le conozcan, pero le conozcan bien. Las masas ya no son una prioridad si quiera. El pobre se conforma con los refritos de las obras rom�nticas y algunas otras veces obras realistas. Es demasiado complicado entender la obra simbolista si no se tiene una educaci�n art�stica cr�tica. Cuando muchas veces el mexicano promedio ni siquiera tiene una educaci�n elemental. El artista contempor�neo encuentra formas y experiencias est�ticas cada vez m�s ricas, pero cada vez m�s individuales. Sin duda alguna, el artista contempor�neo tambi�n sigue la vertiente que los sistemas pol�ticos y econ�micos globales imponen.

Entretanto, con un poco de suerte y dedicaci�n, el esp�ritu del intelectual liberal decimon�nico engendra en los profesores que imparten clases en las aulas p�blicas. La experiencia social se vive en cada participaci�n acertada y en cada comentario que tienen los alumnos en los salones. Pero tambi�n puede pasar lo contrario, una err�nea educaci�n en el alumno podr�a desencadenar lo opuesto.

La experiencia intelectual casi m�stica que vive el post simbolista debe mirar hacia atr�s, a sus antepasados literarios y reconocer las intenciones human�sticas en el deseo de generar mejores condiciones de igualdad social. Acercar tambi�n al enajenado p�blico "aromanticado" a la experiencia espiritual art�stica. La literatura mexicana debe encausar nuevamente su mirada ante el que convalece, no ver en el pobre simple material narrativo, eso crea jerarqu�as que fragmentan m�s a la sociedad.

Por �ltimo la respuesta nunca la tendr� uno s�lo de los lados en juego. Lo mexicano debe ser un concepto heterog�neo y flexible, que involucre y que tambi�n proponga. La enorme desigualdad en M�xico inevitablemente opacar� cualquier otro m�rito logrado, porque aunque dos realidades pueden convivir por siglos (la pobreza y la riqueza lo han comprobado), es urgente que los letrados mantengan y renueven su voluntad para hacer tomar conciencia, al menos como ciudadanos.

 

 

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