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10:51 p.m. - 2006-02-24 He desconfiado de lo surreal y atinado en lo metafor�stico. El muro fue insuficiente ante los lacrim�genos efectos del aire acampado. Los ni�os corriendo sobre los huesos de sus padres y esta tela que ti�e m�s y m�s los huecos de las cosas. Arb�rea es la pieza que cubre mis zancos y l�gubres manifiestos integristas. Colmillos de piedra son el cielo y guardia. No hay m�s lluvia, codiciado mineral bronceado que los soles que migajan en su terco iluminar chirriante. La sombra de la vida se esfuma, atraviesa la humedad incorp�rea e invade en un abrir y cerrar los ojos tu asiento, perdida isla que carga bestias en su abrigo. Es la sempiterna nevera que constipa y atiborra de besos sublimes los mercurios costados de los poetas arlequines. Se r�en tanto de tan funesta lucha que tienen los dientes torcidos...
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