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11:57 a.m. - 2003-12-06 Un hombre va a subir al tren en marcha. Pasan los escaloncillos del primer coche y el viajero no tiene bastante resoluci�n para arrojarse y saltar. Su capa revuela movida por el viento. Afirma el sombrero en la cabeza. Va a pasar otro coche. De nuevo falta la osad�a. Triunfan el instinto de conservaci�n, el temor, la prudencia, el coro venerable de las virtudes antiher�icas. El tren pasa y el inepto se queda. El tren est� pasadno siempre delante de nosotros. El anhelar agita nuestras almas, y �ay de aquel a quien retiene del miedo de la muerte! Pero si nos alienta un impulso divino y la peque�a raz�n naufraga, sobreviene en nuestra existencia un instante decisivo. Y de �l saldremos a la muerte o a una nueva vida, �p�sele al Destino, nuestro ce�udo pr�ncipe! Julio Torri, "Ensayos y Poemas", 1917.
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