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12:08 a.m. - 2007-12-31 Avancemos gradualmente. Primero, lo m�s referencial. Acaban de pasar las fiestas navide�as, celebradas junto con mi familia de modo familiar y por supuesto con el Ni�o, el buey y la mula: El hecho es que los propios animales se sintieron alegres. Nadie les hab�a reconocido ning�n m�rito en la vida. Y he aqu� que estaban calentando al Se�or del universo en forma de ni�o. Yo, por otro lado, no sab�a que existieran tantos cuestionarios para evaluar la calidad de vida de los seres humanos. Es un poco melanc�lico ponerse a pensar que hoy en d�a la gente necesita "encontrar" en qu� invertir su tiempo libre, las actividades que hagan su tiempo de calidad. Como si pudi�ramos separar nuestro estado de �nimo autom�ticamente al clasificar nuestras acciones. Como si una sonrisa en la escuela, la casa o el trabajo, no tuviera el mismo valor al realizarse en un acuario, al leer una novela o al mirar la televisi�n. Bueno, realmente no estoy escribiendo algo coherentemente pensando, m�s bien estoy haciendo free style. Y es que en los �ltimos d�as no he tenido �nimos para sentarme a escribir algo en concreto. Quisiera enunciar que ya termin� de leer el libro de Mil�n Kundera titulado "La inmortalidad" y que qued� cautivado por esta novela. No se le parece a nada que haya le�do antes, bueno, tienes aires de Roberto Bola�o y probablemente de El Quijote. Adem�s de que hace referencias a muchas obras art�sticas y autores m�s, como Goethe, Hemingway, Arist�teles, Beethoven o al mismo Kundera. Terminar� de leer "Rojo y Negro" de Sthendal que lo ten�a en estado de pausa por cierto. Adem�s, buscar� actualizar mi base musical de datos, se aceptan sugerencias. En los �ltimos d�as he descubierto algunas cosas amables al o�do. Adem�s, estoy en un provisional entorno de incertidumbre. Al principio pintaba como algo meritorio de un esp�ritu irreprochablemente fuerte de coraz�n, pero ahora lo veo tambi�n como un duelo amoroso entre la voluntad y la dignidad personal. �D�nde habitar� el eco del siguiente poema teledirigido a una interlocutora con nombre y apellido?
Y es que el aceite de este fuego no es inmortal, como se piensa muchas veces, ni org�nico ni mucho menos clarividente. Hay una inextricable ceguera que la raz�n no ilumina, y que es precisa solo por los senderos del sentimiento. Quiz� sea eso lo verdaderamente inmortal en el transitar humano por la existencia de su propio yo. Mientras tanto, ma�ana, a estrenar un nuevo calendario.
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