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11:36 p.m. - 2003-06-11
Soy s�lo otro ser humano...
"William Thacker es el propietario de una peque�a librer�a de gu�as de viaje en el concurrido barrio londinense de Notting Hill Gate. Un buen d�a entra en su establecimiento Anna Scott, una famos�sima actriz norteamericana para comprar una gu�a. El at�pico comportamiento del muchacho sumado a una serie de incidentes divertidos har�n que la famosa estrella se interese por el joven librero. A partir de ese momento inician una historia de amor llena de encuentros y desencuentros repletos de hilarantes situaciones que ir�n tejiendo la tela en la que quedar� atrapada la pareja. Los amigos de William capitaneados por Spike, su descerebrado compa�ero de piso, intentar�n ayudar a William a lograr el amor de Anna."

Un joven que vive su vida, de lo m�s com�n pero de repente el amor lo sorprende. En todas las pel�culas es as�, amor a primera vista y comercial. Es muy tonto, adem�s que esa no es la �nica forma de encontrar el amor...

Ahora en la clase de po�tica, el profesor ley� un poema, y nunca me hab�a sentido conmovido por un poema, de hecho aguant� algunas l�grimas, tal vez por el momento, el instante, como entraba la luz por la puerta, el sol se escond�a, el verde de los �rboles y del cesped, la forma en que el profesor entonaba el poema, el silencio de mis compa�eros, mi vida, la vida de cada ser humano en este planeta, el amor, la belleza, la poes�a, el poeta, la muerte, los instantes, los instantes, los instantes. El d�a y la noche.

TABAQUER�A

Fernando Pessoa

No soy nada.

Nunca ser� nada.

No puedo querer ser nada.

Aparte de eso, tengo en m� todos los sue�os del mundo.

Ventanas de mi cuarto,

De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe cu�l es

(Y si supieran cu�l es, �qu� sabr�an?)

Das al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,

A una calle inaccesible a todos los pensamientos,

Real; imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,

Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,

Con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres.

Con el destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.

Estoy vencido, como si supiera la verdad.

Estoy l�cido, como si estuviera para morir,

Y no tuviera m�s hermandad con las cosas

Sino una despedida, volvi�ndose esta casa y este lado de la calle

La hilera de vagones de un tren. Y una partida anunciada

Desde adentro de mi cabeza,

Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.

Estoy perplejo como quien pens� y hall� y olvid�.

Estoy dividido entre la lealtad que debo

A la Tabaquer�a del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,

Y a la sensaci�n de que todo es sue�o, como cosa real por dentro.

Fall� en todo.

Como no hice ning�n prop�sito, tal vez todo fuera nada.

El aprendizaje que me dieron

Lo baj� por la ventana trasera de mi casa.

Fui hasta el campo con grandes prop�sitos.

Pero all� encontr� s�lo yerbas y �rboles,

Y cuando hab�a gente era igual a la otra.

Salgo de la ventana, me siento en una silla. �En qu� he de pensar?

�Qu� s� yo de lo que ser�, yo que no s� lo que soy?

�Ser lo que pienso? �Pero pienso ser tantas cosas!

�Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!

�Genio? En este momento

Cien mil cerebros se conciben en sue�os genios como yo,

Y la historia no marcar�, �qui�n sabe?, ninguno,

Ni habr� sino esti�rcol de tantas conquistas futuras.

No, no creo en m�.

�En todos los manicomios hay locos con tantas certezas!

Yo, que no tengo ninguna certeza, �soy m�s cierto o menos cierto?

No, ni en m�...

�En cu�ntas buhardillas y no-buhardillas del mundo

No est�n en esta hora genios-para-s�-mismos so�ando?

�Cu�ntas aspiraciones altas y nobles y l�cidas-

S�, verdaderamente altas y nobles y l�cidas-,

Y qui�n sabe si realizables,

Nunca ver�n la luz del sol real ni hallar�n o�dos de gente?

El mundo es para quien nace para conquistarlo

Y no para quien sue�a que puede conquistarlo, aunque tenga raz�n.

He so�ado m�s que lo que Napole�n hizo.

He apretado al pecho hipot�tico m�s humanidades que Cristo,

He concebido filosof�as en secreto que ning�n Kant escribi�.

Pero soy, y tal vez ser� siempre, el de la buhardilla,

Aunque no viva en ella;

Ser� siempre el que no naci� para eso;

Ser� siempre s�lo el que ten�a cualidades;

Ser� siempre el que esper� que le abrieran la puerta al pie de una pared sin puerta,

Y cant� la canci�n del Infinito en un gallinero,

Y oy� la voz de Dios en un pozo tapado.

�Creer en m�? No, ni en nada.

Derrame la naturaleza sobre la cabeza ardiente

Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,

Y el resto que venga si viniera, o tuviera que venir, o no venga.

Esclavos cardiacos de las estrellas,

Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;

Pero despertamos y �l es opaco,

Nos levantamos y �l es ajeno,

Salimos de la casa y �l es la tierra entera

M�s el sistema solar y la V�a L�ctea y lo Indefinido.

(Come chocolates, peque�a;

�Come chocolates!

Mira que no hay m�s metaf�sica en el mundo sino chocolates.

Mira que todas las religiones no ense�an m�s que la confiter�a.

�Come, peque�a sucia, come!

�Pudiera comer chocolates con la misma verdad con que comes!

Pero yo pienso, y al jalar del papel de plata, que es de hojas de esta�o,

Tiro todo por el suelo, como he tirado la vida.)

Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca ser�

La caligraf�a r�pida de estos versos,

P�rtico Partido para lo Imposible.

Pero al menos consagro en m� mismo un desprecio sin l�grimas,

Noble al menos en el gesto largo con que tiro

La ropa sucia que soy, sin rol, para el decurso de las cosas,

Y quedo en casa sin camisa.

(T�, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,

O Diosa Griega, concebida como estatua que fuera viva,

O Patricia Romana, imposiblemente noble y nefasta,

O Princesa de trovadores, gentil�sima y colorida,

O Marquesa de siglo dieciocho, escotada y lejana,

O cocotte c�lebre del tiempo de nuestros padres,

O no s� qu� moderno- no concibo bien qu�-,

Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar �Qu� inspire!

Mi coraz�n es un balde vac�o.

C�mo los que invocan esp�ritus invocan esp�ritus me invoco

A m� mismo y no encuentro nada.

Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.

Veo las tiendas, veo las aceras, veo los carros que pasan,

Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,

Veo los perros que tambi�n existen,

Y todo esto me pesa como una condena al destierro,

Y todo esto es extranjero como todo.)

Viv�, estudi�, am� y hasta cre�,

Y hoy no hay mendigo que no envidie s�lo por no ser yo.

Miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,

Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni cre�ste,

(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);

Tal vez hayas existido apenas, como una largatija a quien le cortan la cola

Y sigue siendo cola m�s all� de la lagartija, agitadamente.

Hice de m� lo que no supe,

Y lo que pod�a hacer de m� no lo hice,

El traje que vest� estaba equivocado.

Me conocieron luego por quien no era y no lo desment� y me perd�.

Cuando quise arrancar la m�scara,

Estaba pegada a la cara.

Cuando la arranqu� y me vi al espejo,

Ya hab�a envejecido,

Estaba borracho, ya no sab�a vestir el traje que no me hab�a quitado.

Dej� la m�scara y dorm� en el vest�bulo

Como un perro tolerado por la gerencia

Por ser inofensivo

Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos in�tiles,

Qui�n me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,

Y no quedara siempre enfrente la Tabaquer�a de enfrente,

Pisoteando la conciencia de estar existiendo,

Como un tapete en el que un borracho tropieza

O una alfombra que los gitanos robaron y no val�a nada.

Pero el Due�o de la Tabaquer�a lleg� a la puerta y se qued� all�.

Lo mir� con la incomodidad de la cabeza mal volteada

Y con la incomodidad del alma mal entendiendo.

El morir� y yo morir�.

El dejara el letrero, yo dejar� versos.

En alg�n momento morir� el letrero y los versos tambi�n,

Despu�s morir� la calle donde estuvo el letrero

Y la lengua en que fueron escritos los versos.

Morir� despu�s el planeta girante en que todo esto se di�.

En otros sat�lites de otros sistemas cualquier cosa como gente

Continuar� haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como letreros,

Siempre una cosa enfrente de otra,

Siempre una cosa tan in�til como la otra,

Siempre lo imposible tan est�pido como lo real,

Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sue�o del misterio de la superficie,

Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.

Pero un hombre entr� en la Tabaquer�a (�para comprar tabaco?)

Y la realidad pausible cay� de repente encima de m�.

Me incorporo en�rgico, convencido, humano,

Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.

Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos

Y saboreo en el cigarro la liberaci�n de todos los pensamientos.

Sigo el humo como una ruta propia,

Y gozo, en un momento sensitivo y competente,

La liberaci�n de todas las especulaciones

Y la conciencia de que la metaf�sica es una consecuencia de estar enfadado.

Despu�s me echo para atr�s en la silla

y continuo fumando.

En tanto el Destino me lo conceda continuar� fumando.

(Si me casara con la hija de mi lavandera

tal vez fuera feliz).

Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.

El hombre sali� de la Tabaquer�a (�metiendo el cambio en el bolsillo del pantal�n?).

Ah, lo conozco; es el Estevez sin metaf�sica.

(El Due�o de la Tabaquer�a lleg� a la puerta.)

Como por un instinto divino el Estevez se volte� y me vio.

Me dijo adi�s con un gesto, le grit� �Adi�s oh Estevez! y el universo

Se me reconstruy� sin ideal ni esperanza, y el Due�o de la Tabaquer�a sonri�.

-s�lo soy otro ser humano...-

 

 

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