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9:57 p.m. - 2007-01-16
Las globalizaciones tienden a violar la historia y la cultura
Por Jacques Le Goff

Los procesos de globalizaci�n suelen mostrar claroscuros. El actual, como ocurri� en otros momentos del pasado, hace de la exclusi�n y de la destrucci�n de la memoria las marcas sociales m�s contundentes.

El conocimiento de las formas anteriores de globalizaci�n es necesario para comprender la que vivimos y para adoptar las posturas que conviene asumir frente a este fen�meno. Dos obras escritas en la d�cada del setenta se refieren a una noci�n capital para el problema: la de econom�a-mundo. Estos dos libros son el del soci�logo estadounidense Immanuel Waller Stein, The Modern World System, publicado en 1974, y el del historiador franc�s Fernand Braudel, Le temps du monde de su civilisation mat�rielle. Economie et capitalisme, Xve-XVIIIe si�cle, de 1979.

En el fen�meno actual de la globalizaci�n hay una primac�a de lo econ�mico, que emerge en Occidente con el capitalismo de los siglos XVI y XVII. Como la principal se�al de la mundializaci�n fueron los precios, conviene reflexionar en el hecho de que el dinero es un fen�meno esencial en el coraz�n de la globalizaci�n.

Pero Fernand Braudel insiste en�rgicamente en el hecho de que pensar s�lo en lo econ�mico ser�a no s�lo un error sino tambi�n un peligro. "La historia econ�mica del mundo, escribe, es la historia entera del mundo, pero vista desde un solo observatorio, el observatorio econ�mico. Elegir este observatorio es privilegiar una forma de explicaci�n unilateral y peligrosa."

Subraya que, en toda globalizaci�n, hay cuatro aspectos esenciales que constituyen �rdenes: un aspecto econ�mico, un aspecto social, un aspecto cultural, un aspecto pol�tico. Insiste asimismo en el hecho de que estos �rdenes, aun cuando son �tiles para analizar el fen�meno, no funcionan y no deben ser considerados separadamente, sino que, en cierto modo, forman un sistema.

Desde los fenicios

Las globalizaciones hist�ricas se�aladas por Braudel son: la fenicia antigua, Cartago, Roma, la Europa cristiana, el islam, Moscovia, China e India. Estas globalizaciones, que adoptan tambi�n la forma de imperios, en un comienzo se presentaron como construcciones esencialmente pol�ticas: es el caso de Roma, China y la guirnalda de pa�ses dependientes de que est� rodeada, y de India.

El caso de Roma me parece especialmente interesante porque los romanos ten�an el sentimiento y el proyecto de extender su dominio sobre el conjunto del mundo habitado. Hab�a entonces all� una verdadera intenci�n globalizadora. Retomaron el t�rmino griego para designar a este mundo habitado -la ecumene- y el imperio romano se presentaba como el gobierno de la ecumene.

Por otra parte, se podr�an encontrar globalizaciones parciales, por ejemplo, la Hansa que, en la Edad Media, agrupaba toda una serie de ciudades y corporaciones en la Europa del norte. Aqu� aparece otra noci�n importante cuando se habla de globalizaci�n: la noci�n de red. El fen�meno de la globalizaci�n tiende a constituir redes y a apoyarse sobre ellas. La globalizaci�n implica que hay un desarrollo y conquista de espacios y sociedades. Hay una respiraci�n de la historia entre per�odos de globalizaci�n/mundializaci�n y per�odos de fragmentaci�n. Pero existe un hilo rojo m�s o menos continuo de perseverancia de la globalizaci�n como futuro de la historia.

Esta tendencia es estimulada por el progreso de las t�cnicas y los instrumentos de comunicaci�n. Fernand Braudel subrayaba que la globalizaci�n capitalista modelaba el espacio pol�tico-geogr�fico. En torno a un centro, una ciudad o una sede de un organismo de impulso como la Bolsa, funcionaban "segundos brillantes" m�s o menos alejados, y la relaci�n centro-periferia dominaba este sistema espacialmente jerarquizado. Estos fueron sucesivamente Amberes, Amsterdam, Londres, Nueva York. Yo creo m�s en la importancia de ciertos espacios y Estados econ�mico-pol�ticos. En la antig�edad, fue la Roma mediterr�nea; desde la Edad Media hasta el siglo XV, Europa; en la actualidad, Estados Unidos.

El dominio de la globalizaci�n exige una resistencia razonable y razonada a estas hegemon�as. En el fen�meno de la globalizaci�n, hay una idea de �xito, de hacer triunfar algo: pero, si hay progresos, al mismo tiempo hay infortunios que est�n ligados a las globalizaciones hist�ricas y que ponen de relieve los peligros de la actual.

�Qu� le aport� Roma a esta ecumene que domin� durante siglos? Le aport� paz -la pax romana es un elemento ligado a la globalizaci�n-. En consecuencia, el espacio de la globalizaci�n puede y debe ser considerado como un espacio pac�fico.

Evidentemente, es necesario saber qu� significa esta pacificaci�n, c�mo ha sido obtenida - desgraciadamente, con frecuencia lo ha sido a trav�s de la guerra- y qu� representa el dominio, por pac�fico que sea, que ella trajo aparejado.

La globalizaci�n romana les llev� a los habitantes o, en todo caso, a la capa superior de los habitantes de este espacio mundial, el sentimiento de una ciudadan�a universal -ciudadanos del mundo-. El ejemplo m�s conocido es el de Pablo de Tarso, san Pablo, este jud�o en v�as de convertirse en cristiano, que afirmaba con fuerza: "Soy ciudadano romano".

Por otra parte, la globalizaci�n romana trajo consigo la formaci�n de un espacio jur�dico; hay, por lo tanto, nociones y pr�cticas de derecho que est�n vinculadas a esta pacificaci�n y deben acompa�arla.

Por �ltimo, hay un problema que todav�a experimentamos hoy: el de la lengua, la unificaci�n ling��stica.

Peligros actuales

�Qu� hay que colocar en el d�bito de esta globalizaci�n? Al cabo de un per�odo considerablemente largo varios siglos-, la globalizaci�n romana se mostr� incapaz de integrar o asimilar nuevos ciudadanos, aquellos a los que llamaba "b�rbaros" y que, al no poder integrarse en el espacio y el sistema romanos, se sublevaron contra este espacio.

La globalizaci�n, en general, llama a la sublevaci�n de aquellos para quienes ella deviene no ya un beneficio sino una explotaci�n e incluso una expulsi�n.

La colonizaci�n relacionada con la expansi�n de Europa, y que terminar� bajo las formas del capitalismo, comienza en los siglos XV-XVI y afecta sobre todo a Africa y Am�rica.

Un problema muy importante para lo que es la globalizaci�n es lo que ha ocurrido desde el punto de vista de la salud, el estado biol�gico de las poblaciones. En esto, el balance es tambi�n desigual.

En Am�rica, el resultado fue uno globalmente catastr�fico. Los colonizadores llevaron consigo involuntariamente, salvo quiz� indirectamente por la difusi�n del alcohol, sus enfermedades, sus microbios, sus bacilos, y perturbaron profundamente, y hasta destruyeron el equilibrio biol�gico de los pueblos globalizados. Pero tambi�n hace falta ver c�mo esta colonizaci�n trajo aparejados avances en la higiene y la medicina.

Despu�s, no creo ceder al mito de los colonizadores franceses, en particular los del siglo XIX y la III Rep�blica, si digo que la globalizaci�n debe traer y a menudo trae aparejada la difusi�n de la escuela, el saber, el uso de la escritura y la lectura.

Naturalmente, sobre el otro platillo de la balanza, aparecen dos grandes males: lo que llamar�a la violaci�n de las culturas anteriores de los pueblos a trav�s de una verdadera destrucci�n de estas culturas. En esto hay que hacer intervenir un componente de la globalizaci�n que es la religi�n. Me gustar�a hablar de lo que, a riesgo de ser chocante, se podr�a denominar los peligros del monote�smo.

La globalizaci�n ha adquirido un car�cter universal con las religiones dejando de lado el juda�smo que s�lo se dirige a una sociedad particular, y el cristianismo y el islam, con el monote�smo, han tra�do consigo una idea que f�cilmente derrapa hacia la intolerancia e incluso la persecuci�n.

Por otra parte, uno advierte que, sobre todo desde que el aspecto econ�mico se convirti� en primordial, la globalizaci�n desarrolla, crea o exacerba las oposiciones entre pobres y ricos o dominadores. La pauperizaci�n es un mal hasta ahora casi inevitable de las globalizaciones. En definitiva, �stas han violado no s�lo las culturas sino la historia. "Pueblos sin historia": esta expresi�n inventada a menudo por los colonizadores afect� a poblaciones que, en realidad, ten�an una historia, a menudo oral, una historia particular, y que fueron verdaderamente destruidas. La destrucci�n de la memoria, de la historia del pasado, es una marca terrible para una sociedad.

Jacques Le Goff es un destacado historiador franc�s. Publicado en Clarin, Argentina, noviembre 2001.

 

 

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