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3:01 p.m. - 2008-11-08 El m�o ha sido un largo camino hacia el desnudamiento de la palabra: desde las primeras tentativas de escribir, cuando era jovencito en una prosa abigarrada, llena de palabras que hoy me dan verg�enza, hasta llegar a un lenguaje que yo quisiera que fuera cada vez m�s claro, sencillo, y por lo tanto m�s complejo, porque la sencillez es la hija de una complejidad de creaci�n que no se nota ni tiene que notarse. Para m� siempre ha sido fundamental la lecci�n del maestro Juan Carlos Onetti, un gran escritor uruguayo muerto hace poco, que me gui� los primeros pasos. Siempre me dec�a: "Vos acordate aquello que dec�an los chinos (yo creo que los chinos no dec�an eso, pero el viejo se lo hab�a inventado para darle prestigio a lo que dec�a); las �nicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio". Entonces cuando escribo me voy preguntando: �estas palabras son mejores que el silencio?, �merecen existir realmente? Hago una versi�n, dos o tres, quince, veinte versiones, cada vez m�s cortas, m�s apretadas: edici�n corregida y disminuida. Inflaci�n palabraria El problema de la inflaci�n monetaria en Am�rica Latina es muy grave, pero la inflaci�n palabraria es tan grave como la monetaria o peor; hay un exceso de circulante atroz. Algunos pa�ses han tenido �xito en la lucha contra la inflaci�n monetaria pero la inflaci�n palabraria sigue ah�, tan campante. Lo que me gustar�a, modestamente, es ayudar un poquito a esa lucha contra la inflaci�n palabraria. O sea, poder ir desnudando el lenguaje. Es el resultado de un gran esfuerzo, y no concluido, porque nace cada vez: a m� me cuesta escribir ahora tanto como cuando ten�a 15 � 16 a�os y lloraba ante la hoja de papel en blanco porque no pod�a. �Funci�n social? La literatura tiene siempre una funci�n, aunque no sepa que la tiene, y aunque no quiera tenerla. A m� me hacen gracia los escritores que dicen que la literatura no tiene ninguna funci�n social. A partir del momento que alguien escribe y publica est� realizando una funci�n social, porque se publica para otros. Si no, es bastante simple: yo escribo en un sobre y lo mando a mi propia casa, pongo "Cartas de amor a m� mismo" y me emociono al recibirlas. Pero es un c�rculo masturbatorio (no quiero hablar mal de la masturbaci�n, tiene sus ventajas, pero el amor es mejor porque se conoce gente, como dec�a el viejo chiste). Es imposible imaginar una literatura que no cumpla una funci�n social. A veces la cumple, y es jodido, en un sentido adormecedor, a veces es una literatura del fatalismo, de la resignaci�n, que te invita a aceptar la realidad en lugar de cambiarla, pero a veces es una literatura reveladora, reveladora de las mil y una caras escondidas de una realidad que es siempre m�s deslumbrante de lo que uno supon�a. Por otro lado me parece que lo de la literatura social es una redundancia porque toda literatura es social. Muchas veces una buena novela de amor es m�s reveladora y ayuda m�s a la gente a saber qui�n es, de d�nde viene y a d�nde puede llegar, que una mala novela de huelgas. No comparto el criterio de una literatura pol�tica que adem�s, en general, es aburrid�sima.
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