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10:42 p.m. - 2012-10-15
Ensamble I
Sol�a ser un poeta y de mis versos se configuraba la saliva, el volc�n o un bot�n que por una boca, presionaba el tren sangu�neo, el aire de los pechos, la nariz de las palabras y ol�a la vida en cada acento en cada vena Sol�a ser el poeta visitado por la brevedad de un tiento, de una brisa de besos y doradas prendas, agazapado en una verdad, durmiendo ya no entre atolondrados luceros o crep�sculos terrestres sino sobre s�banas de bytes, terciopelos de tecla Pero la luz es pobre y todo lo que brila paga y todo lo que brilla tiembla y todo lo que brilla es oro de otro costal pr�stamo de dioses pr�cticos usureros del tiempo preceptores de la arena y el fuego su huella es la nada la hechura del espantap�jaros el lleno del aire la calamidad de la inspiraci�n como de quien se muere como de quien descansa... y cansa... no fue la ra�z o el tes�n o la carpa del viejo diablo que proyecta flores y avienta buscapies para quemar las almas ni tampoco la luna o la cal o la casa o el trayecto del azul la nota aguda que acaricia todo lo que deja siempre de ser, no fue un otro poeta ni su avance en la caprichosa otredad o en el advenimiento de los contratos de las demandas o juegos de feria no fue la sed ni la inmundicia no fue la calle no fue la vela no fue una mujer que pasaba con los ojos de tijeras o tisanas no fue la fe ni la lluvia no fue el cart�n de la pena ni la cubierta de la polvadera que dejaron los intereses c�smicos por los pecados de nuestros padres, el ADN o las neuronas de un: "Y la sonrisa se hizo", no fue ni siquiera un escombro de algas purificadoras o vegetales hipn�ticos apiad�ndose del caliz, de la carne y sus epidemias �qu� fue entonces, d�nde es? est�, es, all� o aquella m�s sin, embargu� las querellas de la lengua para liberarme de los buitres, de la roca, de Aqueronte, de mi cruz de la V�a L�ctea y sus miles o millones de estrellas con gases hechos de ma�z por hombres de paja por pre�mbulos de barro en escaparates victorianos en atroces modas que revientan la vista y retuercen los p�rpados por la falta de convicci�n por la falta de un terreno propio para cultivar las s�labas frescas sino calada por la naturalidad de la tez del camale�n Sobran pinturas, sobran sue�os faltan vocales y etimolog�as, las dictaduras del norte se regozijan al sentir el clamor de las trompetas, el comp�s de los sempiternos tambores que se acercan a una villa o a una escalera hexadecimal para ascender de nuevo al furor de la taberna, al color de la tina azucarada, palpitante, rebosante de asfalto, quimeras y deudas �P�sele, p�sele! Ll�velo, p�ngalo, ed�telo, sumin�strelo adqui�ralo a cr�dito o en ardores heredados desde los Balcanes hasta los Andes po, che, wey, cabr�n, chero, hijo de la chingada, sotaco, tal por cual, malnacido, bien que mereces la muerte, la sangre, la crepitici�n de tu raza, la notoriedad con que hablas y mientes y rezas y juras y perjuras que verd� de Dio: "arrieros somos y el camino andamos" porque esa fue la noche y no otra, donde el cordero instal� una levedad una casi nada Abr�gate bien muchacho, que la noche es larga y de la cueva del viejo c�clope todav�a se escucha el bravido de un fantasma que no se cansar� de cobrar venganza a aqu�l que lo enga�� en el cautiverio de la locura.
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