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11:14 p.m. - 2007-10-31
Poema de la distancia
por m�
Guardo silencio para darle cuerda al radar de los kil�metros de muros, las ventanas y las cosas, los objetos que los humanos llaman bienes hasta el otro lado del mundo, donde los hombres se dedican a arcar productos sin sexo, otorgando monedas por miradas a seres felinos ausentes de toda batalla Atravieso la materia de una bomba at�mica que ser� lanzada en una ciudad f�rtil de amor para saciar el regocijo de magnates necios, cari�osos que creen que hacer el amor es coger un billete llegar al orgasmo m�s econ�mico y pobre, libranos Se�or de tanta suerte Primero guardo silencio y te siento, s�, te siento entera por fin, luego oscura, completamente vaga por fin, irremediablemente tuya eres, y siento como te desplazas del sal�n a la almohada, escalando calles de palabras, mi radar es un fomento a la lectura De manto es tu silencio que me dice soy tuyo, de nadie m�s que el viento tuyo, duro, s�lido palacio donde se ajustan las fronteras del mundo, vuelan listones, tuercen las palmas, ahuyentan todo descanso a los sensonres del fest�n de la vida es sentire donde no est�s Solo el que ha estudiado en una escuela p�blica de olvidos sabe c�mo se pierden las s�labas ignorantes de epidermis, por esto guardo silencio, mi mejor clase, la que derrumba las hect�reas y tolera la geograf�a particular de tus barullos, que me dicen hola, adi�s, hola, adi�s, hola adi�s, adi�s, adi�s, adi�s, como si replegaras tus astas de manos El radar es un acuerdo de amantes, de p�talos que decidieron sol con otro acento, en otro idioma indiferente al que toca, al que siente el poniente humor del amoroso Vuelvo, guardo silencio y te siento, ciego, te veo sordo, te escucho mudo, te hablo, tanto me bastan los segundos de tacto de encontrarte las pieles del alma escanciada por las s�banas Como ecos sin resonancia, cada abrazo cada piedra se hace m�a, se hace aire de mis venas, c�lulas de un cuerpo m�s diurno que pasa y te encuentra m�s arena que invisible, es el amplio relieve conformado por �rboles cuando no contienden m�s por la estulticia de sonidos que se asoman y reclaman asiento, piel, o�dos
Separados de los afectos habr� tiempo apenas para recoger el sigilo, m�s fuerte y maduro, as� ganaremos silencio, as� aguardaremos tranquilos.
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