10:26 p.m. - 2010-02-01
Di�triba dionisiaca
Desde hace d�as ten�a ganas de venir a escribir un mini ensayo, tir�ndole a di�triba (posiblemente m�s una murmuraci�n entusiasta) sobre el simple, llano, siempre comentado y lamentablemente clich� resabio amoroso.
La cosa es que no lo voy a repetir y que con estas palabras enunciar� muy claro un concepto clave en el ideal rom�ntico que muchas personas compartimos. Cargamos con un poder extraordinario para amar. M�s puro e infinitamente sabio que nosotros mismos. El amor nos hace continuos y perduramos con �l. Nuestra vida se llena de sentido y consistencia.
La siguiente frase no tiene un sentido bien estructurado y dice m�s o menos as�: Hay algunas personas en esta vida que cargan consigo todo el amor del universo, de su universo, y que tal cantidad de fuerza espera ser compartida con una persona; es probable que nunca se cruce con tal persona. �No hay angustia m�s grande que �sta? Porque mientras el portador de dicho amor es consiciente de su carga, al mismo tiempo que se va encontrando con distintas personas en su vida, no logra distinguir a la que entregar� su completo tesoro. �Pero no es al mismo tiempo un ego�sta, por no compartir tal amor con el resto de los mortales? Y que pasa si hace lo contrario, compartir su amor con todo el mundo. �Perder� esta persona el contenido de su amor, por compartirlo con los dem�s y cuando finalmente la persona indicada llegue no tendr� ya amor para dar? �Es el amor fuente inagotable de aceite?
El crimen est� quiz� en considerarse exclusivamente fuente y no estanque. Porque uno provee mientras que el otro almacena. Si cada ser humano es consciente de que su hermano o hermana es capaz de darle amor mientras llega el verdadero amor, entonces no hay de qu� lamentarse. Quiero decir que, amar es dejar el ego�smo a un lado. Amar sin pensar en uno mismo. Es un Secreto.
Secreto
Antes yo no sab�a
por qu� debemos todos
-d�a tras d�a-
seguir siempre adelante
hasta como se dice
que el cuerpo aguante.
Ahora lo s�.
Si te vienes conmigo
te lo dir�.
