12:48 a.m. - 2007-08-31
Contempor�neos al sol
Yo no entiendo a los que est�n antes de m�. A los que est�n, a los que vinieron. Escuchan ellos alguna melod�a extranjera a mis o�dos y mi mente se nubla en una ignorancia que me molesta pero que tambi�n me da tristeza.
Quisiera comprender a esos que est�n antes que yo, aquellos que bajo otras cartas astrales jugaban con las otras canicas, los otros cochecitos de pedales, alud�an otras canciones para dar vueltas o romp�an vidrios con sus pelotas. Pero esos recreos no me pertenecen.
Alabar�a contemplar tan siquiera una sola vez el modo en que ellos pasaban las calles transitadas, tomando la mano de un adulto, acompa�ados en su confianza. Como si imaginaran aquel simple cruce peatonal, como una aventura que recordar�an por d�as y d�as. La contar�an a todos sus amigos, como quien cuenta que uno se ha muerto.
Desear�a que su memoria fuese m�s larga y ancha para poder estirame en sus emociones. Que recordaran las palabras y los hechos con mayor nitidez, sin tantos inventarios. Aunque no todo se olvidaba cuando se iban a la cama temprano. Por que a veces no cerraban los ojos por temor a que surgiera un monstruo debajo de la cama y los llevara muy lejos de mam� y pap�.
Pero han dividido este mundo en generaciones. Esos que vinieron antes que yo, conocieron la muerte m�s temprano. Yo quisiera haberlos conocido desde antes, con las mismas canicas y el mismo dolor, porque no s� a�n c�mo abrazar al t�o que sirve los caf�s en la sala funeraria. Ni s� c�mo mirar la mesa ausente de una sonrisa, o el silencio permanente de la compa�era, o de un rega�o o llamada de atenci�n. No s� desaparecer todav�a lo que la vida ha de dejar de mimar.
Los que vendr�n despu�s de m� sabr�n alg�n d�a esto que yo me refiero.
