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3:10 p.m. - 2012-06-17
Poema de largo aliento o de lo que cantan las nubes cuando pasean frente a mi ventana
Una ballena gigante nada en mi coraz�n, en mis pulmones, en las anguilas del cuello, en la humedad de los ojos... Mira, siempre mira el dulce vuelo de las 132 alhajas colgando de un �rbol, tres dedos o dos orejas, se alegra en descender veinte mil leguas de viaje ret�rico de gestos o muecas parlarinas Porque la ballena busca un oc�ano, nunca est� quieta o fr�gil, inhala y surte por el espir�culo palabras entre la brisa o el vaho que dibujan un mapa en mis manos como l�neas de trenes o llaves para puertas que deber�n ser cerradas a fin de se abran otras tantas bah�as, presas, legiones de avispas "Necesito, a�oro, deseo, me ahogo..." -dice y nunca est� en paz ni en tregua, huele cada punto sobre la �es y hasta invoca a los signos de interrogaci�n para cuestionar los caminos, trazar una red de respuestas, de pistas que lleven a un lago, r�o, femenino manto acu�fero que desemboque en el oc�ano de una lengua espectacular, de ensue�os que viven en el viento y el amor Una nube se detiene y posa para ser seducida por la mirada, para convertirse en la escultura binocular m�s creativa en el origen de un sinf�n de traves�as de los ojos a la mente y luego al hemisferio derecho donde la f�brica de la pasi�n bombear� deseos por todos los torrentes del subconsciente, a las casas del YO, a los actores que se ensayan para aparecer en mis m�s rotundas imaginaciones del movimiento "Yo percibo, yo siento" -dice. Su voz acuosa resbala por cada neurona y arteria, por cada nervio y vena, por cada poema y honor. Sin novedad al frente, excava ecos de letan�as ya preparadas, ya auxilidas para mantenera una conversaci�n tenue, sin arrogancia como su piel innata de cet�ceo esmeralda Si un d�a una fortaleza de eventos emparejan las br�julas con los nortes, encuentre el oc�ano donde pueda al fin sembrar sus alegr�as, entonces, ese d�a, mi ballena nunca m�s quedar� vac�a.
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